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3.2: Sueño infantil

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    Un recién nacido suele dormir aproximadamente 16.5 horas por periodo de 24 horas. Esto suele ser sueño polifásico ya que el lactante está acumulando las 16.5 horas durante varios periodos de sueño a lo largo del día (Salkind, 2005). El lactante tiene un promedio de 15 horas por periodo de 24 horas por un mes, y 14 horas por 6 meses. Para cuando los niños cumplen dos años, están promediando más cerca de 10 horas por 24 horas. Adicionalmente, el recién nacido promedio pasará cerca del 50% del tiempo de sueño en la fase de Movimiento Rápido del Ojo (REM), que disminuye de 25% a 30% en la infancia.

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    Figura 3.4.

    Muertes súbitas inesperadas infantiles (SUID): Cada año en Estados Unidos, hay alrededor de 3,500 muertes súbitas inesperadas infantiles (SUID). Estas muertes ocurren entre infantes menores de un año y no tienen una causa obvia inmediata (CDC, 2015). Los tres tipos de SUID comúnmente reportados son:

    • Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMIS): El SMIS se identifica cuando la muerte de un lactante sano ocurre repentina e inesperadamente, y los hallazgos de la investigación médica y forense (incluida una autopsia) no son concluyentes. El SIDS es la principal causa de muerte en infantes de 1 a 12 meses de edad, y aproximadamente 1,500 infantes murieron de SIDS en 2013 (CDC, 2015). Debido a que el SIDS se diagnostica cuando no se puede determinar ninguna otra causa de muerte, se investigan regularmente las posibles causas del SMIS. Una hipótesis principal sugiere que los bebés que mueren por SIDS tienen anomalías en el área del tronco cerebral responsables de regular la respiración (Weekes-Shackelford y Shackelford, 2005).
    • Causa desconocida: La muerte súbita de un lactante menor de un año de edad que no se puede explicar porque no se realizó una investigación exhaustiva y no se pudo determinar la causa de la muerte.
    • Asfixia accidental y estrangulación en la cama: Las razones de la asfixia accidental incluyen: Asfixia por ropa de cama suave, otra persona rodando encima o contra el bebé mientras duerme, un bebé que se acuña entre dos objetos como un colchón y una pared, y estrangulación como cuando un la cabeza y el cuello del bebé quedan atrapados entre las barandillas de la cuna. Los porcentajes de infantes que fallecieron en función de cada uno de los tres tipos se enumeran en la Figura 3.5.
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    Figura 3.5 Desglose de la muerte súbita inesperada infantil por causa, 2013. Fuente: CDC/NCHS, Sistema Nacional de Estadísticas Vitales, Archivo Comprimido de Mortalidad.

    Como se puede observar en la siguiente gráfica (Figura 3.6), la tasa combinada de mortalidad por SUID disminuyó considerablemente tras la publicación de las recomendaciones de sueño seguro de la Academia Americana de Pediatría en 1992, las cuales abogaban por que los bebés fueran colocados para dormir boca arriba (posición no prona). Estas recomendaciones fueron seguidas por una importante Campaña de Regreso al Sueño en 1994. Sin embargo, la asfixia accidental y el estrangulamiento en las tasas de mortalidad en cama se mantuvieron sin cambios hasta finales de los noventa. En 1998 las tasas de mortalidad por asfixia accidental y estrangulación en la cama en realidad comenzaron a aumentar, y alcanzaron la tasa más alta con 20.8 muertes por cada 100 mil nacidos vivos en 2013.

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    Figura 3.6 Muerte súbita inesperada del lactante por causa, 1990-2013. Fuente: CDC/NCHS, Sistema Nacional de Estadísticas Vitales, Archivo Comprimido de Mortalidad.

    ¿Deberían los bebés ser sha sonar la cama con los padres?

    Colvin, Collie-Akers, Schunn y Moon (2014) analizaron un total de 8207 muertes de 24 estados durante 2004-2012 que fueron contenidas en el Sistema de Reporte de Casos del Centro Nacional para la Revisión y Prevención de Muertes Infantiles, una base de datos de reportes de defunciones de los equipos estatales de revisión de muertes infantiles. Los resultados indicaron que las víctimas más jóvenes (0-3 meses) tenían más probabilidades de morir al compartir la cama y dormir en una cama adulta/en una persona. Un mayor porcentaje de víctimas mayores (4 meses a 364 días) se enrollaron en objetos en el ambiente de sueño y cambiaron de posición de lado o espalda a prona. Carpenter et al. (2013) compararon a los bebés que fallecieron por SIDS con un control emparejado y encontraron que los bebés menores de tres meses que dormían en la cama con uno de sus padres tenían cinco veces más probabilidades de morir de SIDS en comparación con los bebés que dormían separados de los padres, pero que aún estaban en la misma habitación. Concluyeron que compartir la cama, incluso cuando los padres no fuman ni toman alcohol o drogas, aumenta el riesgo de SIDS. Sin embargo, cuando se combina con el tabaquismo parental y el consumo materno de alcohol y/o consumo de drogas, los riesgos asociados con compartir la cama aumentaron

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    Figura 3.7. Fuente.

    Los dos estudios discutidos anteriormente se basaron en estadísticas estadounidenses. ¿Y el resto del mundo? El colecho ocurre en muchas culturas, principalmente debido a una perspectiva más colectivista que fomenta un vínculo cercano entre padres e hijos y una relación interdependiente (Morelli, Rogoff, Oppenheim, & Goldsmith, 1992). Sin embargo, en países donde el colecho es común, los padres y los bebés suelen dormir en tapetes y otras superficies duras, lo que minimiza la asfixia que puede ocurrir con la ropa de cama y los colchones (Nelson, Schiefenhoevel, & Haimerl, 2000).


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