Saltar al contenido principal
LibreTexts Español

3.7: Memoria infantil

  • Page ID
    136932
  • \( \newcommand{\vecs}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \) \( \newcommand{\vecd}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash {#1}}} \)\(\newcommand{\id}{\mathrm{id}}\) \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\) \( \newcommand{\kernel}{\mathrm{null}\,}\) \( \newcommand{\range}{\mathrm{range}\,}\) \( \newcommand{\RealPart}{\mathrm{Re}}\) \( \newcommand{\ImaginaryPart}{\mathrm{Im}}\) \( \newcommand{\Argument}{\mathrm{Arg}}\) \( \newcommand{\norm}[1]{\| #1 \|}\) \( \newcommand{\inner}[2]{\langle #1, #2 \rangle}\) \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\) \(\newcommand{\id}{\mathrm{id}}\) \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\) \( \newcommand{\kernel}{\mathrm{null}\,}\) \( \newcommand{\range}{\mathrm{range}\,}\) \( \newcommand{\RealPart}{\mathrm{Re}}\) \( \newcommand{\ImaginaryPart}{\mathrm{Im}}\) \( \newcommand{\Argument}{\mathrm{Arg}}\) \( \newcommand{\norm}[1]{\| #1 \|}\) \( \newcommand{\inner}[2]{\langle #1, #2 \rangle}\) \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)\(\newcommand{\AA}{\unicode[.8,0]{x212B}}\)

    La memoria requiere cierto grado de maduración cerebral, por lo que no debería sorprender que la memoria infantil sea más bien fugaz y frágil. En consecuencia, los niños mayores y los adultos experimentan amnesia infantil, la incapacidad de recordar recuerdos de los primeros años de vida. Se han propuesto varias hipótesis para esta amnesia. Desde la perspectiva biológica, se ha sugerido que la amnesia infantil se debe a la inmadurez del cerebro infantil, especialmente aquellas áreas que son cruciales para la formación de la memoria autobiográfica, como el hipocampo. Desde la perspectiva cognitiva, se ha sugerido que la falta de habilidades lingüísticas de los bebés y niños pequeños limita su capacidad para representar eventos mentalmente; con ello, reduciendo su capacidad para codificar la memoria. Además, aunque los infantes formen esos recuerdos tempranos, es posible que los niños mayores y los adultos no puedan acceder a ellos porque pueden estar empleando señales de recuperación muy diferentes, más basadas en la lingüística, que los bebés utilizados al formar la memoria. Finalmente, los teóricos sociales argumentan que los recuerdos episódicos de experiencias personales pueden depender de una comprensión del “yo”, algo que claramente falta en bebés y niños pequeños.

    Sin embargo, en una serie de ingeniosos estudios Carolyn Rovee-Collier y sus colegas han demostrado que los infantes pueden recordar eventos de su vida, aunque estos recuerdos sean de corta duración. A los infantes de tres meses se les enseñó que podían hacer temblar un móvil colgado sobre su cuna pateando sus piernas. Los infantes fueron colocados en su cuna, sobre sus espaldas. Un listón estaba atado a un pie y el otro extremo a un móvil. Al principio los infantes hacían movimientos aleatorios, pero luego se dieron cuenta de que al patear podían hacer temblar el móvil. Después de dos sesiones de 9 minutos con el móvil, se retiró el móvil. Una semana después el móvil fue reintroducido a un grupo de infantes y la mayoría de los bebés inmediatamente comenzaron a patear sus piernas, lo que indica que recordaban su experiencia previa con el móvil. A un segundo grupo de infantes se le mostró el móvil dos semanas después y los bebés solo hicieron movimientos aleatorios. El recuerdo se había desvanecido (Rovee-Collier, 1987; Giles & Rovee-Collier, 2011). Rovee-Collier y Hayne (1987) encontraron que los niños de 3 meses podían recordar el móvil después de dos semanas si se les mostraba el móvil y lo veían moverse, a pesar de que no estaban atados a él. Este recordatorio ayudó a la mayoría de los infantes a recordar la conexión entre sus patadas y el movimiento del móvil. Al igual que muchos investigadores de la memoria infantil, Rovee-Collier (1990) encontró que la memoria infantil era muy dependiente del contexto. Es decir, las sesiones con el móvil y las posteriores sesiones de recuperación tuvieron que realizarse en circunstancias muy similares o de lo contrario los bebés no recordarían sus experiencias previas con el móvil. Por ejemplo, si el primer móvil hubiera tenido bloques amarillos con letras azules, pero en la posterior sesión de recuperación los bloques eran azules con letras amarillas, los bebés no patearían.

    Los bebés mayores de 6 meses de edad pueden retener la información por períodos de tiempo más largos; también necesitan menos recordatorios para recuperar información en la memoria. Los estudios de imitación diferida, es decir, la imitación de acciones después de un retraso de tiempo, pueden ocurrir ya a los seis meses de edad (Campanella & Rovee-Collier, 2005), pero solo si se permite a los infantes practicar el comportamiento que se les mostró. A los 12 meses de edad, los infantes ya no necesitan practicar el comportamiento para retener la memoria durante cuatro semanas (Klein & Meltzoff, 1999).


    This page titled 3.7: Memoria infantil is shared under a CC BY-NC-SA license and was authored, remixed, and/or curated by Martha Lally and Suzanne Valentine-French.