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4.4: Lecciones de la literatura

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    Una dimensión significativa de diversidad que ha recibido considerable atención e investigación es la de la cultura (Cox, 1993; Hofstede, 2004; Triandis, 1994). Gran parte del impulso para ello ha venido de los crecientes tipos y grados de diversidad que ocurren dentro de las organizaciones en un mercado cada vez más globalizado y la necesidad de gestionar este proceso para lograr el funcionamiento efectivo de los grupos de trabajo (Maznevski, 1994).

    Históricamente la definición de cultura ha sido polémica, resultando en numerosas definiciones por parte de los investigadores (Erez y Earley, 1993; Triandis, 1996). Shweder y LeVine (1984) y D'Andrade (1984) definieron la cultura como un sistema de significados compartidos dentro de un grupo de personas. Hofstede (1980), por otra parte, describió la cultura como un conjunto de programas mentales que controlan las respuestas de un individuo en un contexto dado. Otros (Triandis, 1972; 1995b) lo han visto como elementos compartidos de percepción y comportamiento subjetivos donde los aspectos subjetivos de la cultura incluyen las categorías de estímulos sociales, asociaciones, creencias, actitudes, normas y valores, y roles de individuos que comparten un lenguaje común y vivir durante el mismo periodo histórico en una ubicación geográfica compartida. Triandis (1996) también identificó la cultura subjetiva como una función de la ecología (terreno, clima, flora y fauna, recursos naturales) vinculada al sistema de mantenimiento (patrones de subsistencia y asentamiento, estructuras sociales, medios de producción) dentro del cual se ubica.

    A pesar de que existen múltiples definiciones, la mayoría coincide en que la cultura consiste en elementos compartidos “que proporcionan los estándares para percibir, creer, evaluar, comunicar y actuar entre quienes comparten un idioma, un período histórico y una ubicación geográfica (Triandis, 1996, p. 408). Es importante señalar que la mayoría de los países consisten en cientos de culturas y subculturas (Triandis, 1995b) y que la cultura no es sinónimo de naciones, aunque a menudo se discute de esta manera en la literatura (Erez y Earley, 1993).

    Uno de los estudios sobre cultura más utilizados y citados es el trabajo seminal de Hofstede (1980; Hofstede, 2001), que estudió las diferencias culturales en una gran organización multinacional con datos de más de 40 países. Desarrolló un modelo de cinco dimensiones que tuvo en cuenta la variación cultural en los valores. Según esta investigación, las cinco dimensiones en las que varía la cultura son la distancia de poder, la evitación de la incertidumbre, el individualismo versus el colectivismo, la masculinidad versus la feminidad y la orientación a largo plazo versus a corto plazo.

    La distancia de poder describe la forma en que los miembros de la cultura aceptan la desigualdad de poder, es decir, la distribución desigual del poder; la evitación de la incertidumbre refleja el grado en que una cultura enfatiza la importancia de las reglas, normas y estándares para un comportamiento aceptable; el individualismo versus el colectivismo se relaciona con el grado en que los individuos se integran en grupos primarios o in-grupos (Triandis, 2001); la masculinidad versus feminidad se refiere a la división de roles en función del género; y la orientación a largo plazo versus a corto plazo resalta el enfoque predominante de las personas dentro del grupo, es decir, el futuro o el presente (Hofstede, 2001, p. 29). De estas cinco dimensiones, la mayor parte de la varianza en los datos fue explicada por la dimensión individualismo y colectivismo (I-C). Desde la publicación de la obra original en 1980 una multitud de investigaciones y teoría tiene como foco la dimensión I-C (Church, 2000; Triandis, 2004).

    Triandis (1995b) define el individualismo como “un patrón social que consiste en individuos vagamente vinculados que se ven a sí mismos como independientes de los colectivos; están motivados principalmente por sus propias preferencias, necesidades, derechos y los contratos que han establecido con los demás; dan prioridad a los objetivos personales sobre los metas de otros; y enfatizar análisis racionales de las ventajas y desventajas de asociarse con otros”. El colectivismo en cambio es “un patrón social que consiste en individuos estrechamente vinculados que se ven a sí mismos como parte de uno o más colectivos (familia, compañeros de trabajo, tribu, nación); están motivados primordialmente por las normas y deberes que imponen esos colectivos; están dispuestos a dar prioridad a las metas de estos colectivos sobre sus propios objetivos personales; y enfatizan su conexión con los miembros de estos colectivos” (p. 2). Estas diferencias pueden resumirse como:

    • Un sentido de sí mismo como independiente versus yo que está conectado a in-groups. Markus y Kitayama (1991) ven esto como independiente frente a la autoconstrucción interdependiente
    • Las metas personales tienen prioridad frente a las metas grupales tienen prioridad
    • Comportamiento social guiado por actitudes, necesidades personales y derechos versus comportamiento social guiado por normas, obligaciones y deberes (Church, 2000; Triandis, 1995b)

    Además de estos contrastes generales los siguientes atributos tienden a reflejar la dimensión I-C (ver Cuadro 4.1).

    Es importante señalar que a este punto los términos individualismo y colectivismo y los atributos correspondientes se refieren al nivel cultural donde la unidad de análisis es la cultura (es decir, entre análisis culturales) y el individualismo es lo opuesto al colectivismo (Hofstede, 1980). Para hacer la distinción entre el nivel cultural e individual de análisis (es decir, análisis dentro de la cultura), Triandis Leung, Villareal & Clack (1985) utilizaron los términos idiocentrismo y allocentrismo (I-A) que describen atributos de personalidad individual (Triandis y Suh, 2002, p. 140).

    Tabla\(\PageIndex{1}\): Atributos de culturas individualistas y colectivistas
    Atributos Individualista Colectivista
    Autopercepción individual grupo
    Atribuciones causas internas causas externas
    Predicción de comportamiento más precisa basada en disposiciones internas como rasgos de personalidad o actitudes roles sociales o normas
    Identidad y emociones centrado en el ego relaciones y membresía de grupo; otros enfocados
    Motivación enfatizar habilidades enfatizar esfuerzo
    Cognición se ven a sí mismos como estables y el medio ambiente como cambiable ver su entorno como estable y ellos mismos como cambiables/flexibles
    Actitudes autosuficiencia, hedonismo, competencia, desapego emocional de los grupos sociabilidad, interdependencia, integridad familiar
    Normas curiosidad, de mente abierta, creativa, tener una vida emocionante y variada seguridad familiar, orden social, respeto a la tradición, honrar a padres y ancianos, seguridad y cortesía
    Comportamiento social personalidad más evidente influenciado por el comportamiento y los pensamientos de los demás; cambios dependiendo del contexto
    Actitudes hacia la privacidad el negocio personal es privado negocio personal también es negocio de grupo
    Comunicación
    • directo
    • enfatiza el contenido y la claridad
    • uso frecuente de “I”
    • mensaje es indirecto y depende de pistas, ojos cuerpos, etc.
    • enfatiza el contexto y la preocupación por los sentimientos y salvar la cara
    • uso frecuente de “nosotros”
    Resolución de conflictos más directo obligando, evitando, integrando y comprometiendo estilos
    Moralidad prefieren actitudes y comportamiento son consistentes
    • contextuales y enfocados al bienestar del colectivo
    • vinculado a la adhesión de muchas reglas
    Responsabilidad individual colectivo
    Comportamiento profesional promoción basada en atributos personales promoción sobre la base de antigüedad y lealtad

    La idiocéntrica enfatiza la autosuficiencia, la competencia, la singularidad, el hedonismo y la distancia emocional de los grupos internos. La alocéntrica enfatiza la interdependencia, la sociabilidad y la integridad familiar; toman en cuenta las necesidades y deseos de los miembros del grupo, se sienten cercanos en sus relaciones con sus dentro del grupo y aparecen ante los demás como receptivos a sus necesidades e inquietudes.

    A nivel individual de análisis, el idiocentrismo y el alocentrismo suelen ser ortogonales entre sí, lo que significa que los individuos pueden y a menudo exhiben atributos de ambos. Además, la idiocéntrica y la alocéntrica se encuentran en todos los cultivos (Triandis & Suh, 2002). También se ha encontrado que el idiocentrismo tiende a aumentar con la afluencia, el liderazgo, la educación, los viajes internacionales y la movilidad social; es más probable si se ha producido la migración a otra cultura; y en casos de alta exposición a los medios masivos occidentales. El alocentrismo es más probable si los individuos son financieramente dependientes; de clase social baja; tienen educación limitada; emprenden pocos viajes, socializados en un ambiente tradicionalmente religioso; y aculturados en la cultura colectivista (Triandis & Trafimow, 2001, citado en Triandis, 2006). Adicionalmente, los atributos de alocentrismo e idiocentrismo dependen del contexto (Triandis, 1995a). Triandis (2006) también señala que la globalización es esencialmente compatible con el individualismo y el idiocentrismo. Esto tiene el efecto de complicar la discusión sobre las culturas I-C y a su vez la discusión sobre la diversidad.

    Ferdman (1995) también discutió la brecha entre las diferencias de grupo y la singularidad individual utilizando el concepto de identidad cultural. Argumentó que “la cultura es por definición un concepto utilizado para describir un colectivo social” (p. 41) pero que los valores, normas y comportamientos adscritos a una cultura particular son expresados por individuos que varían en su imagen de la cultura del grupo tal como se refleja en las construcciones a nivel individual. En otras palabras, la diversidad no solo se aplica a las diferencias entre grupos sino también a las diferencias dentro del grupo y el “concepto de identidad cultural sugiere que el simple hecho de tener algunos representantes de un grupo en particular puede no reflejar adecuadamente la gama completa de la diversidad” (p. 56). Cox (1993) sostiene que muchos individuos pertenecen a múltiples grupos y esa identidad grupal se desarrolla cuando hay una afiliación con otras personas que comparten ciertas cosas en común. En efecto “diversas identidades grupales juegan un papel en cómo nos definimos” (p. 43) y en cómo nos comportamos como individuos. El creciente reconocimiento de que la globalización está dando lugar a un desarrollo de identidad híbrida más multicultural o complejo de los jóvenes es un ejemplo de ello (Lam, 2006). Esto a su vez “cambia nuestra comprensión de la cultura de identidades estables, membresías categóricas y rasgos holísticos a formas de actuar y participar en diversos grupos sociales y los conjuntos heterogéneos de conocimientos, habilidades y competencias culturales que se requieren en el proceso” (p. 217).

    Mientras que algunos han advertido contra describir características tanto culturales como individuales usando una dicotomía amplia como I-C (Church & Lonner, 1998) y que diferentes yoes son accesibles en diferentes contextos (Trafimow, Triandis & Goto, 1991), dada la investigación acumulada en esta área y continuando dominar la dimensión I-C parece una dimensión apropiada y válida a considerar al intentar abordar temas de diversidad en el entorno de aprendizaje en línea.


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