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4.2: Temas relacionados con el comportamiento estudiantil en la secundaria

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    Como se sugirió anteriormente, un concepto erróneo común de estos métodos estrictamente punitivos es que pueden servir de disuasión a otros estudiantes, y minimizar la re-ocurrencia del comportamiento. No obstante, hay pocos datos que respalden estas aseveraciones, y más que sugieran que hacen más daño que bien (USDOE, 2016). Por ejemplo, estudios han demostrado que las exclusiones disciplinarias pueden conducir a la participación de la justicia juvenil y al fracaso académico (American Academy of Pediatrics, 2013; Hemphill, Toumbourou, Herrenkohl, McMorris, & Catalano, 2006). Adicionalmente, las prácticas disciplinarias coercitivas (por ejemplo, el castigo corporal) pueden conducir a tasas más altas de problemas relacionados con la salud mental, abuso de sustancias y el arrastre de estas prácticas a la crianza posterior (Byford, Abbott, Maughan, Richards, & Kuh, 2014; Smokowski, Bacallao, Cotter, & Evans, 2015).

    El concepto de castigo coercitivo que actúa como disuasorio puede ser válido cuando se discute a la luz del 80% de la población que generalmente obedece las leyes y convenciones sociales. De hecho, la investigación sugiere que 85 a 90% de los estudiantes no mostrarán problemas significativos de conducta a lo largo de su escolaridad. No obstante, para el 15 al 20% de la población, estas prácticas de castigo proporcionan poco en forma de disuasión y poco hacen para reducir la ocurrencia de la conducta en el futuro. Por ejemplo, ¿recuerdas a Timmy?

    Timmy es uno de los 15 a 20% que preferiría estar en casa, suspendido o no, que en clase de lectura. Por lo tanto, suspender a Timmy actúa como recompensa no como castigo. Por lo que debemos considerar si nuestras prácticas de disciplina solo se supone que funcionan para el 80% de los estudiantes que actúan bien de todos modos, O si debemos adaptarlas al 15- 20% que no lo hace.Después de todo, el mismo 15-20% en la escuela también son las personas que no están horrorizadas por la perspectiva de pasar tiempo en la cárcel. Si no brindamos servicios a estos estudiantes en las escuelas, es probable que la cárcel no esté muy lejos.

    ¡PBIS al Rescate!

    Las tendencias actuales en la reforma educativa están viendo un cambio de la utilización de prácticas de manejo de la conducta basadas en el castigo, incluyendo las que utilizan el castigo corporal, a aquellas que favorecen un enfoque preventivo. La Ley de Educación de Personas con Discapacidades en 1997 y nuevamente en 2004 especificó que en caso de que el comportamiento de un estudiante impacte su aprendizaje o el aprendizaje de quienes lo rodean, las escuelas deben considerar el uso de intervenciones y apoyos conductuales positivos (PBS) para abordar el comportamiento. Esto no quiere decir que las escuelas no puedan usar intervenciones aversivas, o aquellas que utilizan el castigo, solo que las intervenciones positivas sean consideradas primero. Adicionalmente, las leyes federales como la Ley Todo Estudiante Sucede (ESSA, 2015) tienen componentes escritos en ellas que otorgarían subvenciones a los estados para implementar medidas para mejorar el clima escolar.

    Como se discutió en el Capítulo 2, gran parte del trabajo actual para mejorar las escuelas utiliza un marco de respuesta a la intervención (RTI). El componente conductual de RTI funciona de manera muy similar al académico donde el Nivel 1 implica el tamizaje universal y competencias básicas impartidas en el aula de educación general. El Nivel 2 implica una recopilación de datos más sistemática y, en general, una intervención objetivo entregada en un entorno de grupos pequeños. Finalmente, el Nivel 3 incluiría instrucción individualizada o derivación a educación especial. No casualmente, la pirámide de RTI se alinea con la curva normal, lo que sugiere que entre 15 y 20% de los estudiantes de nivel 2 son aquellos que se encuentran por debajo de dos desviaciones estándar por debajo del promedio. Cuando se superponen (\ PageIndex {1}\) sobre la curva “normal”, podemos ver que los niveles de RTI deben estar mirando al 17% de los estudiantes que siguen por debajo del “promedio”.

    4.2.1.png
    Figura\(\PageIndex{1}\)

    El resto de este capítulo discutirá tres estrategias para apoyar el comportamiento de los estudiantes en el aula. Las estrategias discutidas incluyen: Check-Check-out, Alabanza específica de comportamiento y Pre-Corrección.