Desde el momento en que nace un niño, cada interacción y experiencia afecta el desarrollo de su cerebro y sienta las bases para el éxito futuro. La investigación sobre el desarrollo cerebral muestra que las experiencias tempranas son esenciales. Se sugiere que a los niños no les interesa lo que están aprendiendo, y si no es significativo o está conectado a sus prácticas culturales, no crearán nuevas vías neuronales en las que almacenar nuevos conocimientos. Posteriormente, los niños no conservarán información ni aprenderán según lo previsto. Como se sugiere en California Early Learning Foundations, un plan de estudios bien planificado brinda oportunidades para que los niños usen, construyan y dominen habilidades. Con cada actividad atractiva, se alienta a los niños a investigar conceptos clave en matemáticas, ciencias y alfabetización, explorar su creatividad, establecer relaciones con sus compañeros y desarrollar habilidades de autoeficacia. [54]
Es importante señalar que la planeación curricular reflexiva no solo impacta a los niños para ese momento presente. Un programa de alta calidad que incorpore un plan de estudios significativo puede proporcionar beneficios duraderos. Como se demostró con el Proyecto Abecedarian, un estudio de investigación longitudinal ampliamente reconocido que siguió a un grupo de 111 niños hasta la edad adulta, no solo los niños que recibieron cuidado infantil de alta calidad superaron a sus compañeros en matemáticas y lectura, 30 años después los participantes del proyecto continuaron exhibiendo méritos significativos en comparación con sus contrapartes en el grupo control. Más específicamente, los niños que participaron en el Proyecto Abecedarian tenían cuatro veces más probabilidades de obtener un título universitario. Adicionalmente, se informó que “El veintitrés por ciento de los participantes se graduaron de un colegio o universidad de cuatro años en comparación con sólo el 6 por ciento del grupo control”. Otros beneficios significativos incluían: los participantes tenían más probabilidades de haber sido empleados consistentemente (75 por ciento había trabajado a tiempo completo durante al menos 16 de los 24 meses anteriores, en comparación con 53 por ciento del grupo control) y menos probabilidades de haber utilizado la asistencia pública (solo 4 por ciento recibió beneficios por al menos el 10 por ciento de los siete años anteriores, en comparación con el 20 por ciento del grupo control). También mostraron una tendencia a retrasar la paternidad casi dos años en comparación con el grupo control. Los participantes del proyecto también parecían haber obtenido mejores resultados en relación con varias otras medidas sociales y económicas (incluyendo mayores ingresos), pero esos resultados no fueron estadísticamente significativos. [55]
