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9.6: Trastornos disociativos

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    Por Dena van Heugten - van der Kloet

    Universidad de Maastricht

    En psicopatología, la disociación ocurre cuando los pensamientos, sentimientos y experiencias de nuestra conciencia y memoria no colaboran bien entre sí. Este módulo proporciona una visión general de los trastornos disociativos, incluyendo las definiciones de disociación, sus orígenes y teorías en competencia, y su relación con experiencias traumáticas y problemas de sueño.

    objetivos de aprendizaje

    • Definir la terminología básica y los orígenes históricos de los síntomas disociativos y los trastornos disociativos.
    • Describir el modelo postraumático de disociación y el modelo sueño-disociación, así como las controversias y el debate entre estas teorías en competencia.
    • ¿Cuál es el ángulo innovador del modelo sueño-disociación?
    • ¿Cómo se pueden combinar los dos modelos en un solo esquema conceptual?

    Introducción

    Piensa en la última vez que estuviste soñando despierto. Quizás fue mientras conducías o asistías a clase. Parte de tu atención estaba en la actividad en cuestión, pero la mayor parte de tu mente consciente estaba envuelta en fantasía. Ahora imagina que no podrías controlar tus sueños. ¿Y si entrometieran tu conciencia despierta sin previo aviso, haciendo que pierdas la noción de la realidad o experimentes la pérdida de tiempo? Imagina lo difícil que sería para ti. Esto es similar a lo que pueden experimentar las personas que padecen trastornos disociativos. De los muchos trastornos enumerados en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5) (American Psychiatric Association, 2013), los trastornos disociativos se ubican entre los más desconcertantes y polémicos. Los trastornos disociativos abarcan una serie de síntomas que van desde la pérdida de memoria (amnesia) para eventos autobiográficos, hasta los cambios en la identidad y la experiencia de la realidad cotidiana (American Psychiatric Association, 2013).

    ¿Es real?

    Un póster promocional para la historia de Robert Louis Stevenson El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr Hyde. La representación de la historia de una personalidad dividida se ha convertido en sinónimo de múltiples personalidades tanto en la literatura laica como científica.
    Los trastornos disociativos suelen ser exagerados cuando se retratan en televisión, libros y películas; sin embargo, hay evidencia concreta de que las personas sí padecen estos trastornos. [Imagen: Biblioteca del Congreso, https://goo.gl/BrTchp, CC BY-NC 3.0, goo.gl/OSSGSV]

    Empecemos con un poco de historia. El trastorno de personalidad múltiple, o trastorno de identidad disociativo, como se le conoce ahora, solía ser una mera curiosidad. Se trata de un trastorno en el que las personas se presentan con más de una personalidad. Por ejemplo, en ocasiones podrían actuar e identificarse como adultos mientras que en otras ocasiones podrían identificarse y comportarse como un niño. El trastorno rara vez se diagnosticó hasta la década de 1980. Fue entonces cuando el trastorno de personalidad múltiple se convirtió en un diagnóstico oficial en el DSM-III. A partir de entonces, el número de “múltiplos” aumentó rápidamente. En la década de 1990, había cientos de personas diagnosticadas con personalidad múltiple en cada ciudad importante de Estados Unidos (Hacking, 1995). ¿Cómo podría explicarse esta “epidemia”?

    Una posible explicación podría ser la atención mediática que se le dio al trastorno. Todo comenzó con el libro Las tres caras de Eva (Thigpen & Cleckley, 1957). Este libro, y posteriormente la película, fue uno de los primeros en hablar de trastorno de personalidad múltiple. No obstante, no fue hasta años después, cuando el libro ficticio “como se le dijo” de Sybil (Schreiber, 1973) se dio a conocer a nivel mundial, que nació el prototipo de lo que era ser una “personalidad múltiple”. Sybil cuenta la historia de cómo una clínica —Cornelia Wilbur—desentraña las diferentes personalidades de su paciente Sybil durante un largo curso de tratamiento (¡más de 2.500 horas de oficina!). Fue una de las primeras en relacionar la personalidad múltiple con el abuso sexual infantil. Probablemente, esta relación entre el abuso infantil y la disociación ha alimentado el aumento del número de múltiplos a partir de ese momento. Motivó a los terapeutas a buscar activamente pistas de abuso infantil en sus pacientes disociativos. Esto encajaba bien dentro de la mentalidad de la década de 1980, ya que el abuso infantil era un tema delicado entonces en psicología así como en política (Hacking, 1995).

    A partir de entonces, se hicieron muchas películas y libros sobre el tema de la personalidad múltiple, y hoy en día, vemos a los pacientes con trastorno de identidad disociativo como invitados que visitan el espectáculo de Oprah Winfrey, como si fueran nuestros actos circenses modernos.

    Definición de disociación

    El DSM-5 define la disociación como “una interrupción y/o discontinuidad en la integración normal de la conciencia, la memoria, la identidad, la emoción, la percepción, la representación corporal, el control motor y el comportamiento” (American Psychiatric Association, 2013, p. 291). A menudo se hace una distinción entre estados disociativos y rasgos disociativos (por ejemplo, Bremner, 2010; Bremner y Brett, 1997). La disociación del estado se ve como un síntoma transitorio, que dura unos minutos u horas (por ejemplo, disociación durante un evento traumático). La disociación de rasgos es vista como un aspecto integral de la personalidad. Los síntomas disociativos ocurren en pacientes pero también en la población general, como tú y yo. Por lo tanto, la disociación se ha conceptualizado comúnmente como un rango en un continuo, desde manifestaciones no severas de soñar despierto hasta trastornos más severos típicos de los trastornos disociativos (Bernstein y Putnam, 1986). Los trastornos disociativos incluyen:

    1. Amnesia disociativa (olvido extenso típicamente asociado con eventos altamente aversivos);
    2. Fuga disociativa (amnesia reversible de corta duración para la identidad personal, que implica viajes no planificados o “deambular desconcertado”. La fuga disociativa no se ve como un trastorno separado sino que es una característica de algunos, pero no todos, los casos de amnesia disociativa);
    3. Trastorno de despersonalización/desrealización (sentirse como si uno fuera un observador externo del propio cuerpo); y
    4. Trastorno de Identidad Disociativo (DID; experimentando dos o más identidades distintas que recursivamente toman el control sobre el comportamiento de uno) (American Psychiatric Association, 2000).

    Aunque el concepto de disociación carece de una definición generalmente aceptada, la Entrevista Clínica Estructural para los Trastornos Disociativos del DSM-IV (SCID-D) (Steinberg, 2001) evalúa cinco conglomerados de síntomas que abarcan características clave de los trastornos disociativos. Estos conglomerados también se encuentran en el DSM-5:

    1. despersonalización,
    2. desrealización,
    3. amnesia disociativa,
    4. confusión de identidad, y
    5. alteración de la identidad.

    La despersonalización se refiere a un “sentimiento de desapego o distanciamiento de uno mismo”. Imagina que estás fuera de tu propio cuerpo, mirándote a ti mismo desde la distancia como si estuvieras mirando a alguien más. A lo mejor también te puedas imaginar cómo sería si te sintieras como un robot, privado de todos los sentimientos. Estos son ejemplos de despersonalización. La desrealización se define como “una alteración en la percepción del entorno propio para que se pierda un sentido de realidad del mundo externo” (Steinberg, 2001, p. 101). Imagina que el mundo que te rodea parece como si estuvieras viviendo en una película, o mirando a través de una niebla. Estos son ejemplos de desrealización. La amnesia disociativa no se refiere a la pérdida permanente de memoria, similar al borrado de un disco de computadora, sino más bien a la hipotética desconexión de los recuerdos de la inspección consciente (Steinberg, 2001). Así, el recuerdo sigue ahí en alguna parte, pero no se puede llegar a él. La confusión de identidad es definida por Steinberg como “... pensamientos y sentimientos de incertidumbre y conflicto que una persona tiene relacionados con su identidad” (Steinberg, 2001, p. 101), mientras que la alteración de la identidad describe la actuación conductual a partir de esta incertidumbre y conflicto (Bernstein y Putnam, 1986).

    Una mujer se mira al espejo y ve un reflejo sin rostro.
    Aquellos que experimentan despersonalización reportan “sentimientos oníricos” y que sus cuerpos, sentimientos, emociones y comportamientos no son los suyos. [Imagen: Janine, https://goo.gl/MDpyRG, CC BY-NC-ND 2.0, goo.gl/62xjal]

    Los trastornos disociativos no son tan infrecuentes como cabría esperar. Varios estudios en una variedad de grupos de pacientes muestran que los trastornos disociativos son prevalentes en un rango de 4% a 29% (Ross, Anderson, Fleischer, & Norton, 1991; Sar, Tutkun, Alyanak, Bakim, & Baral, 2000; Tutkun et al., 1998. Para las revisiones ver: Foote, Smolin, Kaplan, Legatt, & Lipschitz, 2006; Spiegel et al., 2011). Los estudios generalmente encuentran una prevalencia mucho menor en la población general, con tasas del orden de 1% — 3% (Lee, Kwok, Hunter, Richards, & David, 2010; Rauschenberger & Lynn, 1995; Sandberg & Lynn, 1992). Es importante destacar que los síntomas disociativos no se limitan a los trastornos disociativos. Ciertos grupos diagnósticos, en particular pacientes con trastorno límite de la personalidad, trastorno de estrés postraumático (TEPT), trastorno obsesivo-compulsivo (Rufer, Fricke, Held, Cremer, & Hand, 2006) y esquizofrenia (Allen & Coyne, 1995; Merckelbach, à Campo, Hardy, & Giesbrecht, 2005; Yu et al., 2010) también muestran niveles elevados de disociación.

    Medición de la disociación

    La Escala de Experiencias Disociativas (DES) (Bernstein & Putnam, 1986; Carlson & Putnam, 2000; Wright & Loftus, 1999) es la medida de autoreporte de disociación más utilizada. Una medida de autoreporte es un tipo de prueba psicológica en la que una persona completa una encuesta o cuestionario con o sin la ayuda de un investigador. Esta escala mide la disociación con elementos como (a) “Algunas personas a veces tienen la experiencia de sentir como si estuvieran parados a su lado o viéndose hacer algo, y en realidad se ven a sí mismos como si estuvieran mirando a otra persona” y (b) “Algunas personas encuentran que a veces están escuchando hablar a alguien, y de repente se dan cuenta de que no escucharon ni parte ni la totalidad de lo que se dijo”.

    El DES es adecuado solo como herramienta de cribado. Cuando alguien obtiene un alto nivel de disociación en esta escala, esto no significa necesariamente que esté padeciendo un trastorno disociativo. Sin embargo, da una indicación para investigar los síntomas más extensamente. Esto generalmente se realiza con una entrevista clínica estructurada, llamada Entrevista Clínica Estructurada para Trastornos Disociativos del DSM-IV (Steinberg, 1994), la cual es realizada por un clínico experimentado. Con la publicación del nuevo DSM-5 ha habido una versión actualizada de este instrumento.

    Disociación y Trauma

    La perspectiva más extendida sobre los síntomas disociativos es que reflejan una respuesta defensiva a eventos altamente aversivos, en su mayoría experiencias traumáticas durante los años de la infancia (Bremner, 2010; Spiegel et al., 2011; Spitzer, Vogel, Barnow, Freyberger, & Grabe, 2007).

    Una interpretación destacada de los orígenes de los trastornos disociativos es que son el resultado directo de la exposición a experiencias traumáticas. Nos referiremos a esta interpretación como el modelo postraumático (PTM). Según la PTM, los síntomas disociativos pueden entenderse mejor como estrategias mentales para hacer frente o evitar el impacto de experiencias altamente aversivas (e.g., Spiegel et al., 2011). En esta visión, los individuos confían en la disociación para escapar de los recuerdos dolorosos (Gershuny & Thayer, 1999). Una vez que han aprendido a utilizar este mecanismo defensivo de afrontamiento, éste puede automatizarse y ser habitual, incluso emergiendo en respuesta a factores estresantes menores (Van der Hart & Horst, 1989). La idea de que la disociación puede servir a una función defensiva se remonta a Pierre Janet (1899/1973), uno de los primeros estudiosos en vincular la disociación con el trauma psicológico (Hacking, 1995).

    El PTM proyecta la observación clínica de que los trastornos disociativos están vinculados a una historia traumática en términos causales directos, es decir, uno causa el otro (Gershuny & Thayer, 1999). Por ejemplo, Vermetten y sus colegas (Vermetten, Schmahl, Lindner, Loewenstein, & Bremner, 2006) encontraron que todos los pacientes con DID en su estudio padecían trastorno de estrés postraumático y concluyeron que el DID debería conceptualizarse como una forma extrema de trastorno de estrés postraumático relacionado con el abuso temprano ( Vermetten et al., 2006).

    Causalidad y evidencia

    La evidencia empírica de que el trauma conduce a síntomas disociativos es objeto de intenso debate (Kihlstrom, 2005; Bremner, 2010; Giesbrecht, Lynn, Lilienfeld & Merckelbach, 2010). A continuación se describirán tres limitaciones del PTM.

    En primer lugar, la mayoría de los estudios que reportan vínculos entre el trauma autoinformado y la disociación se basan en diseños transversales. Esto significa que los datos se recopilan en un momento determinado. Al analizar este tipo de datos, solo se puede afirmar si una puntuación alta en un cuestionario en particular (por ejemplo, un cuestionario de trauma) es indicativo de que también se obtiene una puntuación alta en otro cuestionario (por ejemplo, el DES). Esto hace difícil afirmar si una cosa llevó a otra, y por tanto si la relación entre ambas es causal. Así, los datos que arrojan estos diseños no permiten fuertes afirmaciones causales (Merckelbach & Muris, 2002).

    Segundo, si alguien ha experimentado un trauma a menudo se establece mediante un cuestionario que la persona se completa a sí misma. A esto se le llama una medida de autoinforme. Aquí radica el problema. Los individuos que padecen síntomas disociativos suelen tener una alta propensión a la fantasía. Este es un rasgo de carácter para dedicarse a fantasías extensas y vívidas. La tendencia a fantasear mucho puede aumentar el riesgo de exagerar o subestimar los autoinformes de experiencias traumáticas (Merckelbach et al., 2005; Giesbrecht, Lynn, Lilienfeld, & Merckelbach, 2008).

    Tercero, los individuos de alta disociación reportan más fallas cognitivas que los individuos con baja disociación. Las fallas cognitivas son resbalones y fallas cotidianas, como no notar las señales en la carretera, olvidar las citas o toparse con la gente. Esto se puede ver, en parte, en los criterios DSM-5 para DID, en los que las personas pueden tener dificultades para recordar eventos cotidianos así como aquellos que son traumáticos. Las personas que frecuentemente hacen tales resbalones y lapsos a menudo desconfían de sus propias capacidades cognitivas. También tienden a sobrevalorar las pistas y señales proporcionadas por otros (Merckelbach, Horselenberg, & Schmidt, 2002; Merckelbach, Muris, Rassin, & Horselenberg, 2000). Esto los hace vulnerables a la información sugerente, que puede distorsionar los autoinformes y, por lo tanto, limita las conclusiones que se pueden extraer de estudios que se basan únicamente en autoinformes para investigar el vínculo trauma-disociación (Merckelbach & Jelicic, 2004).

    Lo más importante, sin embargo, es que el PTM no nos dice cómo el trauma produce síntomas disociativos. Por lo tanto, los trabajadores del campo han buscado otras explicaciones. Propusieron que debido a su carácter onírico, los síntomas disociativos como la desrealización, la despersonalización y la absorción se asocian con experiencias relacionadas con el sueño. Señalaron además que las experiencias relacionadas con el sueño pueden explicar la relación entre eventos altamente aversivos y síntomas disociativos (Giesbrecht et al., 2008; Watson, 2001). En el siguiente párrafo se discutirá la relación entre disociación y sueño.

    Disociación y sueño

    Un poco de historia

    Un hombre duerme en su asiento en el autobús.
    Aquellos que se han quedado dormidos en clase o en el autobús probablemente hayan experimentado esos “micro-sueños”, ese momento o dos donde la realidad se mezcla con tus sueños. Durante mucho tiempo, los científicos pensaron que los trastornos disociativos eran simplemente esta confusión de estados de vigilia y sueño. [Imagen: kooklanekookla, https://goo.gl/Cn3xul, CC BY 2.0, goo.gl/BRVSA7]

    Investigadores (Watson, 2001) han propuesto que los síntomas disociativos, como la absorción, la desrealización y la despersonalización, se originan en el sueño. Esta idea no es del todo nueva. En el siglo XIX, la doble conciencia (o dédoublement), el precursor histórico del trastorno de identidad disociativo (DID; anteriormente conocido como trastorno de personalidad múltiple), a menudo se describía como “sonambulismo”, que se refiere a un estado de sonambulismo. Los pacientes que padecían este trastorno fueron referidos como “somnambules” (Hacking, 1995). Muchos estudiosos del siglo XIX creían que estos pacientes estaban cambiando entre un “estado normal” y un “estado sonámbulo”. Hughlings Jackson, un conocido neurólogo inglés de esta época, veía la disociación como el desacoplamiento de la conciencia normal, lo que daría como resultado lo que denominó “el estado soñador” (Meares, 1999). Curiosamente, un siglo después, Levitan (1967) planteó la hipótesis de que “la despersonalización es un estado de compromiso entre soñar y despertar” (p.157). Arlow (1966) observó que la disociación entre el “yo experimentante” y el “yo observador” sirve como base de estados despersonalizados, enfatizando su ocurrencia, especialmente en los sueños. De igual manera, Franklin (1990) consideró que los pensamientos oníricos, la amnesia que uno suele tener para los sueños, y la falta de orientación del tiempo, el lugar y la persona durante los sueños para ser sorprendentemente similares a la amnesia que los pacientes con DID suelen reportar por sus traumas. Relacionado, Barrett (1994, 1995) describió la similitud entre personajes de ensueño y “personalidades alteradas” en DID, con respecto a las habilidades cognitivas y sensoriales, el movimiento, la amnesia y la continuidad con la vigilia normal. Las muchas similitudes entre los estados de sueño y los síntomas disociativos también son un tema recurrente en la literatura clínica más reciente (e.g., Bob, 2004).

    Problemas de sueño en pacientes con trastornos disociativos

    La evidencia anecdótica respalda la idea de que las interrupciones del sueño están vinculadas a la disociación. Por ejemplo, en pacientes con despersonalización, los síntomas son peores cuando están cansados (Simeon & Abugel, 2006). Curiosamente, entre los participantes que reportan recuerdos de abuso sexual infantil, las experiencias de parálisis del sueño suelen ir acompañadas de niveles elevados de síntomas disociativos (McNally & Clancy, 2005; Abrams, Mulligan, Carleton, & Asmundson, 2008).

    Los pacientes con trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad, esquizofrenia y trastorno límite de la personalidad —afecciones con niveles relativamente altos de síntomas disociativos— por regla general exhiben anormalidades del sueño. Investigaciones recientes apuntan a relaciones bastante específicas entre ciertas quejas del sueño (por ejemplo, insomnio, pesadillas) y ciertas formas de psicopatología (por ejemplo, depresión, trastorno de estrés postraumático) (Koffel & Watson, 2009).

    Estudiar la relación entre disociación y sueño

    En la población general, tanto los síntomas disociativos como los problemas del sueño son altamente prevalentes. Por ejemplo, 29 por ciento de los adultos estadounidenses reportan problemas de sueño (National Sleep Foundation, 2005). Esto permite a los investigadores estudiar la relación entre disociación y sueño no sólo en pacientes sino también en la población general. En un estudio pionero, Watson (2001) demostró que los síntomas disociativos —medidos por los DES—están vinculados a autoinformes de sueños vívidos, pesadillas, sueños recurrentes y otros fenómenos inusuales del sueño. Esta relación ha sido ampliamente estudiada desde entonces, dando lugar a tres declaraciones importantes.

    En primer lugar, los hallazgos básicos de Watson (2001) se han reproducido una y otra vez. Esto significa que los mismos resultados (es decir, que los problemas de disociación y sueño están relacionados) se han encontrado en muchos estudios diferentes, utilizando diferentes grupos y diferentes materiales. Todo ello lleva a la conclusión de que las experiencias inusuales de sueño y los síntomas disociativos están vinculados.

    Segundo, la conexión entre sueño y disociación es específica. Parece que los fenómenos inusuales del sueño que son difíciles de controlar, incluidas las pesadillas y los sueños de vigilia, están relacionados con síntomas disociativos, pero los sueños lúcidos —sueños que son controlables— solo están débilmente relacionados con los síntomas disociativos. Por ejemplo, la frecuencia de recuerdo de sueños se relacionó con la disociación (Suszek & Kopera, 2005). Los individuos que reportaron tres o más pesadillas durante un periodo de tres semanas mostraron mayores niveles de disociación en comparación con los individuos que reportaron dos pesadillas o menos (Levin & Fireman, 2002), y se encontró una relación entre la intensidad del sueño y la disociación (Yu et al., 2010).

    Tercero, el vínculo sueño-disociación es evidente no sólo en grupos poblacionales generales —personas como tú y yo— sino también en grupos de pacientes. En consecuencia, un grupo de investigadores reportó un trastorno de pesadilla en 17 de 30 pacientes con DID (Agargun et al., 2003). También encontraron una prevalencia de 27.5% de episodios disociativos nocturnos en pacientes con trastornos disociativos (Agargun et al., 2001). Otro estudio investigó a un grupo de pacientes con trastorno límite de la personalidad y encontró que 49% de ellos sufría de trastorno de pesadilla. Además, los pacientes con trastorno de pesadilla mostraron mayores niveles de disociación que los pacientes que no padecían trastorno de pesadilla (Semiz, Basoglu, Ebrinc, & Cetin, 2008). Adicionalmente, Ross (2011) encontró que los pacientes que padecían DID reportaron mayores tasas de sonambulismo en comparación con un grupo de pacientes psiquiátricos ambulatorios y una muestra de la población general.

    En resumen, parece haber una fuerte relación entre los síntomas disociativos y las experiencias inusuales de sueño que es evidente en una variedad de fenómenos, incluyendo sueños de vigilia, pesadillas y sonambulismo.

    Inducir y reducir los problemas del sueño

    Los problemas del sueño pueden ser inducidos en participantes sanos manteniéndolos despiertos durante mucho tiempo. Esto se llama privación del sueño. Si los síntomas disociativos son alimentados por un ciclo lábil sueño-vigilia, entonces se esperaría que la pérdida del sueño intensificara los síntomas disociativos. Alguna evidencia de que esto podría funcionar ya se encontró en 2001, cuando los soldados que se sometieron a un entrenamiento de supervivencia del Ejército de Estados Unidos, que incluyó la privación del sueño, mostraron aumentos en los síntomas disociativos (Morgan et al., 2001). Otros investigadores realizaron un estudio que rastreó a 25 voluntarios sanos durante un día y una noche de pérdida de sueño. Encontraron que los síntomas disociativos aumentaron sustancialmente después de una noche de pérdida de sueño (Giesbrecht, Smeets, Leppink, Jelicic, & Merckelbach, 2007).

    Para profundizar en el vínculo causal entre las experiencias disociativas y el sueño, nosotros (van der Kloet, Giesbrecht, Lynn, Merckelbach, & de Zutter, 2011) investigamos la relación entre experiencias inusuales de sueño y disociación en un grupo de pacientes en una clínica privada. Completaron cuestionarios al llegar a la clínica y nuevamente cuando partieron ocho semanas después. Durante su estancia, siguieron un estricto programa diseñado para mejorar los problemas del sueño. ¡Y funcionó! En la mayoría de los pacientes, la calidad del sueño mejoró después de ocho semanas. Se encontró un vínculo sólido entre las experiencias de sueño y los síntomas disociativos y se determinó que la normalización del sueño se acompañaba de una reducción de los síntomas disociativos.

    Una interpretación emocionante del vínculo entre los síntomas disociativos y los fenómenos inusuales del sueño (ver también, Watson, 2001) puede ser la siguiente: Un ciclo perturbado del sueño-vigilia puede conducir a síntomas disociativos. No obstante, debemos ser cautelosos. Aunque los estudios apoyan una flecha causal que va desde la interrupción del sueño hasta los síntomas disociativos, las asociaciones entre el sueño y la disociación pueden ser más complejas. Por ejemplo, los vínculos causales pueden ser bidireccionales, de tal manera que los síntomas disociativos pueden conducir a problemas del sueño y viceversa, y otra psicopatología puede interferir en el vínculo entre el sueño y los síntomas disociativos (van der Kloet et al., 2011).

    Implicaciones y Conclusiones

    Un técnico del sueño ata a un paciente para un estudio del sueño.
    Ya no son trastornos disociativos enfermedades intratables. Con los nuevos métodos desarrollados por los investigadores, existe la esperanza de curar o al menos mejorar la vida de quienes padecen este trastorno debilitante. [Imagen: CC0 Dominio público, goo.gl/m25gce]

    El modelo sueño-disociación ofrece una perspectiva fresca y emocionante sobre los síntomas disociativos. Este modelo puede parecer alejado del PTM. Sin embargo, ambos modelos pueden integrarse en un esquema conceptual único en el que las experiencias traumáticas de la infancia pueden conducir a patrones de sueño alterados, que pueden ser la vía común final hacia los síntomas disociativos. En consecuencia, el modelo sueño-disociación puede explicar tanto: (a) cómo las experiencias traumáticas interrumpen el ciclo sueño-vigilia y aumentan la vulnerabilidad a los síntomas disociativos, y (b) por qué se superponen la disociación, el trauma, la propensión a la fantasía y los fracasos

    Estudios futuros también pueden discernir qué alteraciones características del sueño en el ciclo sueño-vigilia se relacionan de manera más confiable con los trastornos disociativos, y luego establecer programas de capacitación, incluidos regímenes de medicación, para abordar estos problemas. Esto constituiría un enfoque completamente novedoso y emocionante para el tratamiento de los síntomas disociativos.

    Para concluir, el modelo sueño-disociación puede servir como marco para estudios que abordan una amplia gama de preguntas fascinantes sobre síntomas y trastornos disociativos. Ahora tenemos buenas razones para estar seguros de que las investigaciones sobre el sueño y los síntomas disociativos informarán la psiquiatría, la ciencia clínica y la práctica psicoterapéutica de manera significativa en los próximos años.

    Recursos Externos

    Artículo: Fuga disociativa extrema: Una vida, interrumpida - Un caso reciente de fuga disociativa extrema. El artículo es particularmente poderoso ya que relata la historia de una persona aparentemente típica, un joven maestro, que de repente experimenta una fuga disociativa.
    http://www.nytimes.com/2009/03/01/nyregion/thecity/01miss.html?_r=0
    Libro: Schreiber, F. R. (1973). Sybil. Chicago: Regnery.
    Película: Persiste el debate sobre el diagnóstico de trastornos de salud mental, mucho después de 'Sybil'. Este cortometraje sería útil para proporcionar a los estudiantes perspectivas sobre el debate sobre los diagnósticos. Se podría utilizar para introducir el debate y proporcionar a los estudiantes pruebas para argumentar a favor o en contra del diagnóstico.
    http://www.nytimes.com/2014/11/24/us/debate-persists-over-diagnosing-mental-health-disorders-long-after-sybil.html
    Entrevista Clínica Estructurada para DSM-5 (SCID-5)
    https://www.appi.org/products/structured-clinical-interview-for-dsm-5-scid-5
    Video: Representación de la controversia respecto a la existencia de DID y mostrarle cierto debate entre médicos e investigadores sobre los temas de imágenes cerebrales, recuerdos recuperados y recuerdos falsos. Síndrome de falsa memoria.

    Video: Patient Switching on Command and in Brain Scanner - Este video de ocho minutos describe la polémica sobre la existencia de DID y relata parte del debate entre médicos e investigadores sobre los temas de imágenes cerebrales, recuerdos recuperados y recuerdos falsos.

    Preguntas de Discusión

    1. ¿Por qué la disociación y el trauma están relacionados entre sí?
    2. ¿Cómo se relaciona la disociación con los problemas del sueño?
    3. ¿Los síntomas disociativos son inducidos o simplemente aumentados por las alteraciones del sueño?
    4. ¿Tienes alguna idea sobre las posibilidades de tratamiento para los trastornos disociativos?
    5. ¿Realmente existe?

    El vocabulario

    Amnesia
    La pérdida de memoria.
    Trastorno de ansiedad
    Un grupo de diagnósticos en el sistema de clasificación del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-IV-TR) donde la ansiedad es fundamental para el disfuncionamiento de la persona. Los síntomas típicos incluyen rumia excesiva, preocupación, inquietud, aprensión y miedo a las incertidumbres futuras, ya sea basadas en eventos reales o imaginarios. Estos síntomas pueden afectar tanto a la salud física como a la psicológica. Los trastornos de ansiedad se subdividen en trastorno de pánico, fobia específica, fobia social, trastorno de estrés postraumático, trastorno obsesivo-compulsivo y trastorno de ansiedad generalizada.
    Trastorno límite de la personalidad
    Este trastorno de personalidad se define por un patrón crónico de inestabilidad. Esta inestabilidad se manifiesta en las relaciones interpersonales, el estado de ánimo, la autoimagen y el comportamiento que pueden interferir con el funcionamiento social o el trabajo. También puede causar una grave angustia emocional.
    Fallas cognitivas
    Todos los días resbalones y lapsos, también llamados ausentimiento.
    Conciencia
    La cualidad o estado de ser consciente de un objeto externo o algo dentro de uno mismo. Se ha definido como la capacidad de experimentar o sentir, la vigilia, tener un sentido de sí mismo, y el sistema de control ejecutivo de la mente.
    Diseño transversal
    Método de investigación que implica la observación de toda una población, o un subconjunto representativo, en un punto específico en el tiempo.
    Mecanismo de afrontamiento defensivo
    Un proceso inconsciente, que protege a un individuo de ideas, impulsos o recuerdos inaceptables o dolorosos.
    DES
    Escala de Experiencias Disociativas.
    DID
    El trastorno de identidad disociativo, anteriormente conocido como trastorno de personalidad múltiple, se encuentra en el otro extremo del espectro de trastornos disociativos. Se caracteriza por al menos dos estados de personalidad distintos y disociados. Estos estados de personalidad —o 'alteran '- controlan alternativamente el comportamiento de una persona. Por lo tanto, la víctima experimenta un deterioro significativo de la memoria para obtener información importante no explicada por el olvido ordinario.
    Disociación
    Una alteración en la función generalmente integrada de la conciencia, la memoria, la identidad o la percepción del entorno.
    Propensión de fantasía
    La tendencia a fantasear extensamente o soñar despierto.
    Población general
    Una muestra de personas representativas del individuo promedio en nuestra sociedad.
    Insomnio
    Un trastorno del sueño en el que existe una incapacidad para conciliar el sueño o permanecer dormido el tiempo que se desee. Los síntomas también incluyen despertarse demasiado temprano, experimentar muchos despertares durante la noche y no sentirse descansado durante el día.
    Sueños lúcidos
    Cualquier sueño en el que uno esté consciente de que uno está soñando.
    Trastornos del estado de ánimo
    Un grupo de diagnósticos en el sistema de clasificación del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-IV-TR) donde una alteración en el estado de ánimo de la persona es la disfunción primaria. Los trastornos del estado de ánimo incluyen trastorno depresivo mayor, trastorno bipolar, trastorno distímico y ciclotímico.
    Pesadillas
    Un sueño desagradable que puede provocar una fuerte respuesta emocional negativa de la mente, típicamente miedo u horror, pero también desesperación, ansiedad y gran tristeza. El sueño puede contener situaciones de peligro, malestar, terror psicológico o físico. Las víctimas suelen despertar en un estado de angustia y es posible que no puedan volver a dormir por un período prolongado de tiempo.
    Trastorno obsesivo-compulsivo
    Este trastorno de ansiedad se caracteriza por pensamientos intrusivos (obsesiones), por comportamientos repetitivos (compulsiones), o ambos. Las obsesiones producen inquietud, miedo o preocupación. Las compulsiones se dirigen entonces a reducir la ansiedad asociada. Ejemplos de comportamientos compulsivos incluyen lavado o limpieza excesivos; chequeo repetido; acaparamiento extremo; y rituales nerviosos, como encender y apagar la luz un cierto número de veces al entrar a una habitación. Los pensamientos intrusivos suelen ser de naturaleza sexual, violenta o religiosa...
    Prevalencia
    El número de casos de un trastorno específico presentes en una población determinada en un momento determinado.
    PTM
    Modelo postraumático de disociación.
    Sueños recurrentes
    La misma narrativa onírica o paisaje onírico se experimenta en diferentes ocasiones de sueño.
    Esquizofrenia
    Este trastorno mental se caracteriza por una ruptura de procesos de pensamiento y respuestas emocionales. Los síntomas incluyen alucinaciones auditivas, delirios paranoicos o extraños, o habla y pensamiento desorganizados. Los enfermos de este trastorno experimentan graves disfunciones en su funcionamiento social y en el trabajo.
    SCID-D
    Entrevista Clínica Estructural para Trastornos Disociativos DSM-IV.
    S medida elf-informe
    Tipo de prueba psicológica en la que una persona llena una encuesta o cuestionario con o sin la ayuda de un investigador.
    Privación del sueño
    Una falta suficiente de sueño reparador durante un período acumulativo para causar síntomas físicos o psiquiátricos y afectar el desempeño rutinario de las tareas.
    Parálisis del sueño
    La parálisis del sueño ocurre cuando la parálisis normal durante el sueño REM se manifiesta al conciliar el sueño o al despertar, a menudo acompañada de alucinaciones de peligro o una presencia malévola en la habitación.
    Ciclo de sueño-vigilia
    Un ciclo diario de actividad rítmica, basado en intervalos de 24 horas, que es exhibido por muchos organismos.
    Estado
    Cuando un síntoma es agudo, o transitorio, dura de unos minutos a algunas horas.
    Rasgo
    Cuando un síntoma forma parte de la personalidad o carácter.
    Trauma
    Un evento o situación que cause gran angustia e interrupción, y que genere daños sustanciales y duraderos al desarrollo psicológico de una persona.
    Sueños vívidos
    Un sueño que es muy claro, donde el individuo puede recordar el sueño con gran detalle.

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