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9.9: Psicopatía

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    Por Chris Patrick

    Universidad Estatal de Florida

    La psicopatía (o “personalidad psicopática”) es un tema que durante mucho tiempo ha fascinado al público en general, así como a científicos y profesionales clínicos. Sin embargo, también ha sido objeto de considerable confusión y debate académico a lo largo de los años. Este módulo revisa concepciones alternativas de psicopatía que se han propuesto históricamente, y revisa los principales instrumentos actualmente en uso para la evaluación de tendencias psicopáticas en muestras clínicas y no clínicas. Se presenta un marco teórico integrador, el modelo triárquico, que proporciona una base para conciliar diferentes concepciones históricas y enfoques de evaluación. Se discuten las implicaciones del modelo para pensar hipótesis causales de psicopatía y para resolver puntos de contención de larga data en el campo.

    Objetivos de aprendizaje

    • Conoce el relato clásico de la psicopatía de Cleckley, presentado en su libro La máscara de la cordura, junto con otras concepciones históricas.
    • Comparar y contrastar diferentes inventarios actualmente en uso para evaluar la psicopatía en diferentes muestras (por ejemplo, adultos e individuos más jóvenes, dentro de entornos clínico-forenses y comunitarios).
    • Familiarizarse con el modelo triárquico de psicopatía y sus constructos constitutivos de audacia, mezquindad y desinhibición.
    • Conocer teorías alternativas sobre los orígenes causales de la psicopatía.
    • Considere cómo se pueden abordar desde la perspectiva del modelo triárquico los temas de debate de larga data sobre la naturaleza, definición y orígenes de la psicopatía.

    Introducción

    Los medios populares han convertido al personaje del psicópata en un género popular. Pero a menudo estas representaciones —los psicópatas como monstruos criminales que se aprovechan de personas inocentes— son engañosas. [Imagen: CC0 Dominio público, goo.gl/m25gce]

    Para muchos en el público en general, el término “psicópata” evorea imágenes de despiadados maníacos homicidas y autores intelectuales criminales. Esta impresión se ve reforzada de manera continua por representaciones de individuos psicopáticos en libros y películas populares, como No Country for Old Men, Silence of the Lambs y Catch Me if You Can, y por relatos mediáticos de delincuentes de alto perfil que van desde Charles Manson a Jeffrey Dahmer a Bernie Madoff. Sin embargo, el concepto de psicopatía (“personalidad psicopática”) que sostienen los expertos en el campo de la salud mental difiere considerablemente de esta percepción pública común, enfatizando distintas tendencias disposicionales frente a actos delictivos graves de un tipo u otro. Este módulo revisa las concepciones históricas y contemporáneas de la psicopatía como trastorno clínico, describe métodos para evaluarla y discute cómo un nuevo modelo conceptual puede ayudar a abordar preguntas clave sobre su naturaleza y orígenes que han sido debatidas desde hace mucho tiempo. De esta revisión se verá que el tema sigue siendo no menos fascinante o socialmente relevante cuando se considera desde una perspectiva clínico-científica.

    Concepciones Históricas

    Los primeros escritores caracterizaron a la psicopatía como una forma atípica de enfermedad mental en la que las facultades racionales parecían normales pero el comportamiento cotidiano y las relaciones sociales se ven notablemente perturbadas. El médico francés Philippe Pinel (1806/1962) documentó casos de lo que llamó manie sans delire (“locura sin delirio”), en los que ocurrieron episodios dramáticos de imprudencia y agresión en individuos que no padecían de obviedad nublada de la mente. El psiquiatra alemán Julius Koch (1888) introdujo el término psicopático orientado a la enfermedad para transmitir la idea de que condiciones de este tipo tenían una fuerte base constitucional-heredable. En su libro seminal La máscara de la cordura, que se centró en pacientes comprometidos para tratamiento hospitalario, el psiquiatra estadounidense Hervey Cleckley (1941/1976) describió la psicopatía como una patología emocional profundamente arraigada oculta por una apariencia externa de buena salud mental. En contraste con otros pacientes psiquiátricos, los individuos psicopáticos se presentan como seguros, sociables y bien ajustados. Sin embargo, su trastorno subyacente se revela a lo largo del tiempo a través de sus acciones y actitudes. Para facilitar la identificación de individuos psicopáticos en entornos clínicos, Cleckley proporcionó 16 criterios diagnósticos destilados de sus resúmenes de casos clínicos, abarcando indicadores de aparente estabilidad psicológica (por ejemplo, encanto e inteligencia, ausencia de nerviosismo) junto con síntomas de comportamiento desviación (por ejemplo, irresponsabilidad, falta de planificación) y afectación deteriorada y conexión social (por ejemplo, ausencia de remordimiento, engaño, incapacidad para amar).

    Un hombre vestido con vestimenta de negocios y un reloj caro ajusta sus gemelos.
    Hervey Cleckley, el hombre que ideó las pruebas originales para la psicopatía, aseveró que algunos psicópatas pueden aparecer como personas bien ajustadas y exitosas que mantienen carreras respetables en campos como los negocios y la medicina. [Imagen: Jonna Fransa, CC0 Dominio Público, goo.gl/m25gce]

    Notablemente, Cleckley no caracterizó a los pacientes psicopáticos como inherentemente crueles, violentos o peligrosos. Aunque algunos se dedicaban a actos violentos repetitivos, más a menudo el daño que causaban era no físico y producto de egocentrismo impulsivo en contraposición a la crueldad. De hecho, los casos de Cleckley incluyeron ejemplos de “psicópatas exitosos” que ascendieron a carreras como profesores, médicos o empresarios, junto con ejemplos de tipos disfuncionales más sin rumbo. En contraste con esto, otros escritores de la época de Cleckley que se preocupaban por las expresiones delictivas de la psicopatía pusieron mayor énfasis en los síntomas de frialdad emocional, agresión y victimización depredadora. Por ejemplo, McCord y McCord (1964) describieron la afección en términos más generales patológicos, destacando la “falta de culpa” (falta de remordimiento) y la “falta de amor” (falta de capacidad de apego) como características centrales definitorias.

    La concepción de Cleckley sirvió como referente para el diagnóstico de psicopatía en las dos primeras ediciones de la nosología psiquiátrica oficial estadounidense, el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM). Sin embargo, se produjo un cambio dramático en la tercera edición del DSM, con la introducción de definiciones de síntomas orientadas al comportamiento para la mayoría de los trastornos para abordar problemas de confiabilidad de larga data. La concepción de psicopatía orientada a Cleckley en ediciones anteriores fue reemplazada por el trastorno de personalidad antisocial (ASPD), definido por indicantes específicos de desviación conductual en la infancia (por ejemplo, pelear, mentir, robar, absentismo escolar) continuando hasta la edad adulta (manifestada como repetida ruptura de reglas, impulsividad, irresponsabilidad, agresividad, etc.). Las preocupaciones con esta nueva concepción fueron expresadas por expertos en psicopatía, quienes señalaron que el ASPD brindó una cobertura limitada de los síntomas interpersonales-afectivos considerados esenciales para la psicopatía (e.g., encanto, engaño, egoísmo, afecto superficial; Hare, 1983). No obstante, el ASPD se conservó de la misma forma en la cuarta edición del DSM (DSM-IV; American Psychiatric Association [APA], 2000), y se mantuvo sin cambios en la quinta edición del DSM (American Psychiatric Association, 2013). Dicho esto, el DSM-5 sí incluye un nuevo enfoque de rasgos dimensionales para caracterizar la patología de la personalidad (Strickland, Drislane, Lucy, Krueger, & Patrick, en prensa).

    Métodos de evaluación contemporáneos

    Los enfoques modernos para la evaluación de la psicopatía, consistentes en instrumentos de calificación y escalas de autoinforme, reflejan en diferentes grados las concepciones históricas anteriores.

    Psicopatía en delincuentes adultos

    El instrumento más utilizado para el diagnóstico de psicopatía en entornos correccionales y forenses es el Checklist-Revised de Psicopatía (PCL-R; Hare, 2003), que comprende 20 ítems calificados en base a la información de entrevista y registro de archivos. Los ítems del PCL-R capturan efectivamente los déficits interpersonales-afectivos y las características de desviación conductual identificadas por Cleckley, pero incluyen solo cobertura indirecta limitada de características de ajuste positivo. El manual para el PCL-R recomienda el uso de una puntuación de corte de 30 sobre 40 para asignar un diagnóstico de psicopatía. Los altos puntajes generales de PCL-R se correlacionan con tendencias impulsivas y agresivas, baja empatía, maquiavelismo, falta de conexión social y persistente ofensa violenta. Dados estos correlatos y la omisión de indicadores de ajuste positivo, la psicopatía evaluada por el PCL-R parece más similar a la concepción depredadora-agresiva de McCord y McCord que a la concepción de Cleckley.

    Aunque el PCL-R se desarrolló para indexar la psicopatía como condición unitaria, los análisis estructurales de sus ítems revelan distintas subdimensiones (factores) de desviación interpersonal-afectiva y antisocial. Aunque moderadamente (alrededor de .5) correlacionados, estos factores muestran relaciones contrastantes con medidas de criterio externas. El factor interpersonal-afectivo se relaciona con índices de narcisismo, baja empatía y agresión proactiva (Hare, 2003), y hasta cierto punto (después de controlar por su superposición con el factor antisocial) tendencias adaptativas como alta asertividad social y bajo miedo, angustia y depresión (Hicks & Patrick, 2006). Los puntajes altos en el factor de desviación antisocial, por el contrario, se asocian principalmente con tendencias y comportamientos desadaptativos, incluyendo impulsividad, búsqueda de sensaciones, alienación y desconfianza, agresión reactiva, desviación antisocial temprana y persistente y problemas relacionados con sustancias.

    Psicopatía en adultos no criminales

    Un hombre de aspecto tranquilo mira fríamente a la cámara.
    Uno de los factores clave que el Inventario de Personalidad Psicopática (PPI) pretende evaluar es algo llamado Dominio sin miedo que incluye potencia social, inmunidad al estrés y falta de niveles normales de miedo. [Imagen: CC0 Dominio público, goo.gl/m25gce]

    La psicopatía se ha evaluado con mayor frecuencia en muestras de adultos no criminales utilizando medidas basadas en autoinformes. Las medidas más antiguas de este tipo enfatizaron el componente de desviación antisocial de la psicopatía con cobertura limitada de características interpersonal-afectivas (Hare, 2003). Algunos instrumentos más nuevos proporcionan una cobertura más equilibrada de ambos. Un ejemplo es el ahora ampliamente utilizado Inventario de Personalidad Psicopática (PPI; Lilienfeld & Andrews, 1996), el cual fue desarrollado para indexar las disposiciones de personalidad encarnadas dentro de concepciones históricas de la psicopatía. Su forma revisada actual (PPI-R; Lilienfeld & Widows, 2005) contiene 154 ítems, organizados en ocho escalas facetarias.

    Al igual que los ítems del PCL-R, las subescalas del PPI se articulan en torno a dos factores distinguibles: un factor de dominancia intrépida (FD) que refleja la potencia social, la inmunidad al estrés y la intrepidez, y un factor de impulsividad egocéntrica (LIC) que refleja egocentricidad, explotación, rebeldía hostil y carencia de planeación. Sin embargo, a diferencia de los factores del PCL-R, los dos factores PPI no están correlacionados, y por lo tanto aún más distintos en sus correlatos externos. Las puntuaciones en PPI-FD están asociadas con índices de ajuste psicológico positivo (por ejemplo, mayor bienestar; menor ansiedad y depresión) y medidas de narcisismo (baja) empatía y búsqueda de emociones/aventuras (Benning, Patrick, Blonigen, Hicks, & Iacono, 2005). Ante esto, la PPI-FD ha sido interpretada como la captura de una expresión más adaptativa de intrepidez disposicional (es decir, audacia; ver más abajo) que el factor interpersonal-afectivo del PCL-R, que puede ser visto como una expresión más patológica (antagónica o “media”) de intrepidez. Las puntuaciones en PPI-SCI, como el Factor 2 del PCL-R, se asocian con múltiples indicadores de desviación, incluyendo impulsividad y agresividad, comportamiento antisocial infantil y adulto, problemas de abuso de sustancias, mayor angustia y disforia e ideación suicida.

    Psicopatía en muestras clínicas de niños y adolescentes

    Existen diferentes inventarios para evaluar las tendencias psicopáticas en niños y adolescentes. Los más conocidos consisten en medidas basadas en calificaciones desarrolladas, utilizando el PCL-R como referente, para identificar a individuos psicopáticos entre jóvenes condenados por delitos o remitidos para tratamiento de problemas de conducta. El énfasis en trabajos de este tipo ha estado en la importancia de las características psicopáticas para predecir una mayor severidad y persistencia de problemas de conducta. Denominados rasgos “insensibles”, estos rasgos abarcan baja empatía, remordimiento o culpa deficientes, afecto superficial y falta de preocupación por el rendimiento en la escuela y otros contextos (Frick & Moffitt, 2010).

    Una medida ampliamente investigada para evaluar las tendencias psicopáticas en la juventud es el Antisocial Process Screening Device (APSD; Frick & Marsee, 2006), utilizado con niños referidos a clínicas de 6 a 13 años. El APSD incluye 20 ítems completados por padres de familia o maestros. Al igual que con el PCL-R y el PPI, los ítems del APSD tocan dos factores distintos: un factor de rasgos callosos-imemocionales (CU), que refleja la insensibilidad emocional y el desprecio hacia los demás; y un factor de Problemas Impulsivo/Conducta (I/CP), que refleja impulsividad, desviación conductual y autoimportancia inflada. Los niños altos en el factor I/CP solo muestran inteligencia por debajo del promedio, mayor capacidad de respuesta emocional a los factores estresantes y agresión enojada (reactiva) (Frick & Marsee, 2006). Por el contrario, los niños altos en ambos factores APSD muestran inteligencia promedio o superior a la media, bajos niveles reportados de ansiedad y nerviosismo, reactividad reducida a eventos estresantes y preferencia por actividades que conllevan novedad y riesgo. También aprenden menos fácilmente del castigo y se involucran en altos niveles de agresión premeditada y reactiva y exhiben un comportamiento violento más persistente a lo largo del tiempo. Dada la importancia documentada de los rasgos de CU para moderar la expresión del trastorno de conducta, la próxima quinta edición del DSM incluirá criterios para designar una variante distinta de CU del trastorno de conducta infantil (Frick & Moffitt, 2010).

    Ingredientes centrales de la psicopatía: desinhibición, audacia y mezquindad

    El material anterior destaca el hecho de que las concepciones históricas de la psicopatía y los instrumentos disponibles para evaluarla ponen diferente énfasis en diferentes características sintomáticas. Esto había contribuido a desacuerdos de larga data entre los estudiosos sobre lo que implica la psicopatía y qué la causa. Una conceptualización teórica formulada recientemente para conciliar perspectivas alternativas es el modelo triárquico (Patrick, Fowles, & Krueger, 2009). Este modelo concibe que la psicopatía abarca tres componentes sintomáticos separables: desinhibición, audacia y mezquindad, que pueden ser vistos como bloques de construcción temáticos para diferentes concepciones de la psicopatía.

    Definiciones

    Un matón del patio de recreo patea una pelota de fútbol a un grupo de estudiantes acurrucados detrás de una barrera.
    La crueldad y la falta de empatía son tendencias que se encuentran en aquellos con personalidad psicopática. [Imagen: Thomas Ricker, https://goo.gl/igmuzh, CC BY 2.0, goo.gl/BRVSA7]

    La desinhibición como se describe en el modelo triárquico abarca tendencias hacia la impulsividad, moderación conductual débil, hostilidad y desconfianza, y dificultades para regular la emoción. La mezquindad implica empatía deficiente, falta de capacidad de afiliación, desprecio hacia los demás, explotación depredadora y empoderamiento a través de la crueldad y la destructividad. Los referentes para la desinhibición y la mezquindad incluyen el hallazgo de distintos factores I/CP y CU en la literatura de psicopatía infantil y la evidencia correspondiente de distintos factores desinhibitorios y callosos-agresión subyacentes a problemas de control de impulsos (externalización) en adultos (Krueger, Markon, Patrick, Benning, & amp; Kramer, 2007). El tercer constructo del modelo, Audacia, abarca la dominancia, la seguridad social, la resiliencia emocional y la aventuranza. Los referentes para este constructo incluyen los elementos “máscara” de la concepción de Cleckley, la teoría de la psicopatía del bajo miedo de Lykken (1995), el factor FD del PPI y la investigación del desarrollo sobre el temperamento intrépido como posible precursor de la psicopatía (Patrick et al., 2009).

    Desde la perspectiva del modelo triárquico, la concepción de la psicopatía de Cleckley enfatizó la audacia y la desinhibición, mientras que las concepciones criminalmente orientadas (y las medidas afiliadas, incluyendo el PCL-R y APSD) enfatizan más la mezquindad y la desinhibición. Según el modelo, los individuos altos en tendencias desinhibitorias justificarían un diagnóstico de psicopatía si también altos en audacia o mezquindad (o ambos), pero los individuos altos en solo una de estas tendencias no lo harían. Los individuos con elevaciones relativas diferentes en estos tres componentes sintomáticos explicarían variantes contrastantes (subtipos) de psicopatía como se describe en la literatura (Hicks, Markon, Patrick, Krueger, & Newman, 2004; Karpman, 1941; Skeem, Johansson, Andershed, Kerr, & Louden, 2007).

    Un inventario diseñado específicamente para operacionalizar este modelo es la Medida de Psicopatía Triárquica (TriPM; Patrick, 2010). El TRIPm contiene 58 ítems que comprenden tres subescalas que corresponden a los constructos del modelo (ver Cuadro 1). Los ítems de las escalas de Desinhibición y Meanness (20 y 19 ítems, respectivamente) se toman del Inventario de Espectro Externalizante (ESI; Krueger et al., 2007), una medida de problemas y rasgos asociados a la psicopatología externalizante. La escala de audacia TripM se desarrolló para indexar tendencias audaces en los dominios sociales, afectivo-experienciales y de preferencia de actividad, con referencia al factor FD del PPI y al factor general que se demostró que subyace a diferentes medidas de escala de miedo e intrepidez (Kramer, Patrick, Gasperi, & Krueger, 2012).

    Cuadro 1. Ejemplares de la Medida de Psicopatía Triárquica (TriPM; Patrick, 2010)

    Aunque el TriPM es relativamente nuevo, ha comenzado a aparecer evidencia prometedora de su validez convergente y discriminante (e.g., Sellbom & Phillips, 2013; Strickland et al., en prensa; ver también Venables & Patrick, 2012). Dado que el inventario está disponible gratuitamente en línea, y que actualmente existen varias traducciones en idiomas extranjeros (incluyendo brasileño-portugués, holandés, finlandés, alemán, italiano, portugués, sueco y español), se puede esperar que los datos de validez adicionales se acumulen rápidamente con el tiempo. También se trabaja para evaluar si las medidas efectivas a escala de los constructos triárquicos pueden derivarse de ítems de otros inventarios de psicopatía existentes como el PPI. Como se discutió en la última parte de esta sección, la investigación que examina los correlatos comunes y distintivos de estos tres componentes de la psicopatía probablemente sea útil para abordar y tal vez resolver los puntos de incertidumbre y debate en curso en el campo.

    Factores causales

    A lo largo de muchos años se han dedicado considerables investigaciones a la investigación de factores causales en la psicopatía. Las teorías existentes son de dos tipos: (1) teorías que enfatizan los déficits centrales en la sensibilidad emocional o capacidad de respuesta, y (2) teorías que postulan deficiencias básicas en el procesamiento cognitivo-atencional (Patrick & Bernat, 2009). En apoyo de estas teorías alternativas, se han reportado diferentes correlatos neurobiológicos de la psicopatía. Uno de los más consistentes implica la falta de realce normal del reflejo de destello de sobresalto a ruidos bruscos que ocurren durante la visualización de estímulos aversivos de primer plano (por ejemplo, imágenes pictóricas aterradoras o perturbadoras) en comparación con estímulos neutros o agradables (ver Figura 9.9.1). Este resultado, similar a un fracaso al “saltar” al escuchar una basurera volcar mientras caminaba solo en un callejón oscuro, se ha interpretado como reflejo de una falta de reactividad defensiva (miedo) normal. Otro hallazgo bastante consistente implica una amplitud reducida de la respuesta potencial cerebral a estímulos objetivo intermitentes, o después de respuestas incorrectas, dentro de las tareas de rendimiento cognitivo, indicativo de un procesamiento cortical-atencional reducido o un monitoreo de acción alterado (Patrick & Bernat, 2009). Sin embargo, otras investigaciones que utilizan neuroimagen funcional han demostrado déficits en la reactividad subcortical básica (amígdala) a señales de angustia interpersonal (por ejemplo, rostros humanos temerosos) en individuos altamente psicopáticos (Jones, Laurens, Herba, Barker y Viding, 2009; Marsh et al., 2008).

    El modelo triárquico puede resultar útil para conciliar modelos causales alternativos de psicopatía que se han propuesto con base en hallazgos neurobiológicos y conductuales contrastantes. Por ejemplo, la falta de realce de sobresalto durante el cuing aversivo se ha relacionado específicamente con el factor interpersonal-afectivo del PCL-R y el factor FD de contraparte del PPI (Figura 9.9.1), lo que sugiere un vínculo con el componente de audacia de la psicopatía. Por el contrario, las respuestas reducidas del potencial cerebral en las tareas cognitivas parecen estar más relacionadas con las tendencias impulsivas-externalizantes asociadas con el componente de desinhibición de la psicopatía (Carlson, Thái, & McLaron, 2009; Patrick & Bernat, 2009). Por otro lado, el hallazgo de respuesta subcortical reducida a las señales faciales afectivas se ha ligado al factor de rasgos CU de la psicopatía niño/adolescente, referente de mezquindad en el modelo triárquico. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para determinar si este hallazgo refleja déficits de miedo comunes a la mezquindad y audacia, o déficits en la capacidad de afiliación o empatía específicos de la mezquindad.

    Figura 9.9.1: Evidencia de falta de aumento normal del reflejo defensivo de sobresalto durante la visualización de imágenes visuales aversivas en individuos altamente psicopáticos.

    Parcela superior: Magnitud media de respuestas de parpadeo de sobresalto a sondas de ruido que ocurren durante la visualización de estímulos de imagen agradables, neutros y desagradables en dos grupos de prisioneros varones: (1) presos con una puntuación alta en el factor de comportamiento antisocial (AB) de la lista de verificación de psicopatía revisada (PCL-R; Hare, 2003) pero no el factor interpersonal-afectivo (IA) (etiquetado como “Alto PCL-R AB solamente” en la parcela; n = 18), y (2) presos altos en ambos factores del PCL-R (etiquetado como “Alto PCL-R IA & AB”; n = 17).

    Parcela inferior: Magnitud media de respuestas de parpadeo de sobresalto a sondas de ruido que ocurren durante la visualización de estímulos de imagen agradables, neutros y desagradables en dos subgrupos de machos jóvenes de una gran muestra comunitaria (N total = 307): (1) el 10% más bajo de anotadores (n = 31) dentro de la muestra sobre el factor de dominancia intrépida del Inventario de Personalidad Psicopática (PPI; Lilienfeld & Andrews, 1996), etiquetado como “Bajo PPI-FD” en la trama, y (2) el 10% más alto de goleadores (n = 31) en el PPI factor de predominio intrépido del PPI, etiquetado como “Alto PPI-FD” en la trama.

    En ambas gráficas, las medias de parpadeo para cada tipo de imagen se presentan en unidades de puntuación z (M = 0, SD = 1) derivadas mediante la estandarización de las puntuaciones de magnitud de parpadeo sin procesar en todos los ensayos para cada sujeto individual. Los datos en la parcela superior son de Patrick, Bradley y Lang (1993); los datos en la gráfica inferior son de Benning, Patrick e Iacono (2005).

    Perspectiva del modelo triárquico sobre temas largamente debatidos en torno a la psicopatía

    Como se destacó en los apartados anteriores, los estudiosos han lidiado con temas de definición desde que la psicopatía se identificó por primera vez como una condición de preocupación clínica, y se siguen debatiendo y estudiando preguntas sobre sus características esenciales y expresiones alternativas. En esta última subsección se discute cómo algunos de los principales temas de debate son abordados por el modelo triárquico.

    La tríada oscura: maquiavelismo, psicopatía y narcisismo.
    Los psicólogos sociales clasifican una colección de tres rasgos de personalidad como la “tríada oscura”: maquiavelismo, psicopatía y narcisismo.

    Una cuestión clave es si la estabilidad psicológico/emocional es característica o no de la psicopatía. La opinión de Cleckley (1941/1976) fue que la psicopatía conlleva una presentación destacada de buena salud mental, y sus criterios diagnósticos incluyeron indicadores de ajuste positivo. Por el contrario, los dispositivos de evaluación clínica dominantes para la psicopatía, el PCL-R y el ASPD, están fuertemente orientados hacia la desviación y no incluyen ítems que sean puramente indicativos de ajuste. Desde el punto de vista del modelo triárquico, los elementos más adaptativos de la psicopatía se plasman en su faceta de audacia, lo que conlleva aplomo social, estabilidad emocional y disfrute de la novedad y la aventura. Al mismo tiempo, la alta audacia también se asocia con tendencias narcisistas, sensibilidad reducida a los sentimientos de los demás y asunción de riesgos (Benning et al., 2005). Así, el concepto de audacia proporciona una manera de pensar sobre el intrigante elemento “máscara” de la psicopatía.

    Relacionado con esto, otro tema es si la falta de ansiedad es fundamental para la psicopatía, como han enfatizado Cleckley y otros (e.g., Fowles & Dindo, 2009; Lykken, 1995). Esta perspectiva se ve desafiada por investigaciones que muestran asociaciones insignificantes o algo positivas para los puntajes generales en el PCL-R y otras medidas de psicopatía con ansiedad. El modelo triárquico ayuda a abordar esta inconsistencia al separar el trastorno en subcomponentes o facetas, que se relacionan de manera diferente con medidas de ansiedad de rasgo: La audacia se correlaciona negativamente con la ansiedad (Benning et al., 2005), mientras que la desinhibición y la mezquindad se correlacionan negativamente y despreciablemente, respectivamente, con ansiedad (Venables & Patrick, 2012). Relacionado con esto, los estudios analíticos de conglomerados de delincuentes criminales que exhiben puntuaciones generales altas en el PCL-R han demostrado un subtipo caracterizado por baja ansiedad en particular, y otro que presenta alta ansiedad junto con niveles muy altos de impulsividad y agresión (Hicks et al., 2004; Skeem et al., 2004; Skeem et al., 2007). La implicación es que la baja ansiedad es fundamental para una variante de la psicopatía criminal (el tipo negrito-desinhibido o “primario”) pero no para otra variante (el tipo “media desinhibida”, “agresivo-externalizante” o “secundaria”).

    Otra cuestión clave es si las tendencias violentas/agresivas son típicas de los individuos psicopáticos y deben incluirse en la definición del trastorno. La opinión de Cleckley (1941/1976) fue que “tales tendencias deben considerarse como la excepción y no como la regla” (p. 262). Sin embargo, la agresividad es fundamental para las concepciones criminalmente orientadas de la psicopatía, y el PCL-R incluye un ítem que refleja el temperamento caliente y la agresión (“malos controles de comportamiento”) junto con otros ítems puntuados en parte basados en indicios de crueldad y violencia. En el modelo Triárquico, las tendencias hacia la agresión se representan tanto en los constructos de desinhibición como de mezquindad, y claramente existe un tipo de psicópata “medio-desinhibido”, marcado por la presencia de un comportamiento agresivo sobresaliente (Frick & Marsee, 2006; Hicks et al., 2004). Así, la idea de Cleckley de la agresión como auxiliar de la psicopatía puede aplicarse más a una variante de psicopatía que conlleva una alta audacia junto con una alta desinhibición (Hicks et al., 2004).

    Otra pregunta es si el comportamiento criminal o antisocial representa más ampliamente una característica definitoria de la psicopatía, o una manifestación secundaria (Cooke, Michie, Hart, & Clark, 2004). Desde el punto de vista del modelo triárquico, el comportamiento antisocial surge de la compleja interacción de diferentes influencias “promotoras de dispositivos”, incluyendo la audacia disposicional, la mezquindad y la desinhibición. Sin embargo, si se pueden desarrollar enfoques para clasificar los comportamientos antisociales de manera que se relacionen más selectivamente con estas y otras influencias distintas (por ejemplo, a través de la referencia a motivos subyacentes, espontaneidad versus premeditación) es un tema importante a abordar en futuras investigaciones.

    Otra pregunta clave es si existen diferentes subtipos de psicopatía. Desde la perspectiva del modelo triárquico, las variantes alternativas de psicopatía reflejan diferentes configuraciones de audacia, mezquindad y desinhibición. Visto de esta manera, designaciones como “negrita-desinhibida” y “media desinhibida” pueden resultar más útiles para fines de investigación y clínicos que etiquetas como “primaria” versus “secundaria” o “baja ansiedad” versus “alta ansiedad”. Un problema desde esta perspectiva es si los individuos que son altos en audacia y/o mezquindad pero bajos en desinhibición calificarían para un diagnóstico de psicopatía. Por ejemplo, si un individuo de alta negridad/alta media (por ejemplo, un ejecutivo corporativo despiadado, como el interpretado por el actor Michael Douglas en la película Wall Street; Pressman & Stone, 1987), o un individuo extremadamente mezquero/vicioso pero ni audaz ni omnipresente desinhibido, como el ruso asesinato en serie Andrei Chikatilo (Cullen, 1993) —ser considerado psicopático? Las cuestiones de este tipo deberán abordarse a través de la elaboración de teorías existentes en conjunto con una mayor investigación sistemática.

    Otra pregunta más es si la psicopatía difiere en las mujeres en comparación con los hombres. Los relatos descriptivos de Cleckley sobre pacientes psicopáticos incluyeron dos ejemplos de casos femeninos junto con múltiples casos masculinos, y su opinión fue que la psicopatía existe claramente en las mujeres y refleja el mismo déficit central (es decir, ausencia de “acompañamientos emocionales mayores” de experiencia) que en los hombres. Sin embargo, los hombres presentan desviación criminal y ASPD en tasas mucho más altas que las mujeres (APA, 2000) y los hombres en la población en general obtienen mayor puntuación en general en medidas de psicopatía que las mujeres (Hare, 2003; Lilienfeld & Widows, 2005). Desde la perspectiva del modelo triárquico, estas diferencias en la prevalencia pueden atribuirse en gran medida a diferencias entre mujeres y hombres en los niveles promedio de audacia, mezquindad y desinhibición. Existe alguna evidencia de apoyo para esta hipótesis (por ejemplo, hallazgos de Hicks et al. [2007] que demuestran la mediación de las diferencias de género en los síntomas de ASPD por niveles de propensión externalizante). Más allá de esto, también es importante considerar si las disposiciones psicopáticas subyacentes en hombres y mujeres pueden manifestarse de manera diferente en el comportamiento manifiesto (Verona & Vitale, 2006). Existe alguna evidencia intrigante para esto, incluidos los hallazgos de investigaciones gemelas que demuestran una asociación genética entre la audacia disposicional (indexada por puntuaciones estimadas en PPI-FD) y un índice compuesto de problemas de externalización en participantes masculinos pero no femeninos (Blonigen, Hicks, Patrick, Krueger, Iacono, & amp; McGue, 2005). Sin embargo, se requerirá una investigación más extensa en esta línea, que examine todas las facetas del modelo triárquico en relación con los resultados conductuales de diferentes tipos, para abordar de manera efectiva la cuestión de la expresión moderada por género.

    Un bombero llamando y señalando durante una llamada.
    Algunos aspectos de la personalidad psicopática podrían ser beneficiosos en ciertas profesiones que requieren liderazgo y coraje. [Imagen: CC0 Dominio público, goo.gl/m25gce]

    Una pregunta final intrigante es si existen psicópatas “exitosos”. Hall y Benning (2006) plantearon la hipótesis de que la psicopatía exitosa conlleva una preponderancia de ciertas influencias causales (que resultan en rasgos sintomáticos particulares) sobre otras. Basándose en correlatos conocidos de PPI-FD (por ejemplo, Benning et al., 2005; Ross, Benning, Patrick, Thompson, & Thurston, 2009) y teorías que postulan mecanismos etiológicos separados para diferentes características de la psicopatía (Fowles & Dindo, 2009; Patrick & Bernat, 2009), estos autores propusieron que la presencia de la audacia disposicional (audacia) puede ser propicia para el éxito cuando no se acompaña de una alta propensión externalizante (desinhibición). Por ejemplo, se podría esperar que los individuos alto-audaces y poco desinhibidos logren un mayor éxito en ocupaciones que requieren liderazgo y/o coraje porque sus tendencias psicopáticas se manifiestan principalmente en términos de efectividad social, resiliencia afectiva y aventuranza.

    Los datos relevantes para esta idea provienen de un intrigante estudio de Lilienfeld, Waldman, Landfield, Rubenzer y Faschingbauer (2012), quienes utilizaron calificaciones de rasgos de personalidad de ex presidentes estadounidenses proporcionadas por historiadores expertos para estimar puntuaciones sobre los factores FD y SCI del PPI (Ross et al., 2009). Encontraron que los niveles estimados más altos de PPI-FD (audacia) predijeron mayores calificaciones de desempeño presidencial, persuasión, liderazgo y capacidad de manejo de crisis, mientras que los niveles estimados más altos de SCI predijeron resultados adversos como abusos documentados de poder y procedimientos de juicio político. La investigación adicional sobre los resultados asociados con altos niveles de audacia y/o mezquindad en ausencia de una alta desinhibición debería arrojar valiosos nuevos conocimientos sobre los factores de disposición subyacentes a la psicopatía y formas alternativas de expresión de las tendencias psicopáticas.

    Recursos Externos

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    Medida: Inicio en línea de la Medida de Psicopatía Triárquica. Sirve como un gran recurso para los estudiantes que desean ver cómo se mide la psicopatía un poco más profundamente.
    www.phenxtoolkit.org/index.p... ails&id=121601
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    Web: Un valioso recurso en línea que contiene información de diversos tipos incluyendo listas de referencia detalladas es el sitio web del Dr. Robert Hare sobre el tema de la psicopatía. Dr. Hare i la persona que creó el PCL-R. Tiene una serie de artículos interesantes para leer así como enlaces útiles sobre psicopatía sobre la web.
    http://www.hare.org/
    Web: El libro clásico de Hervey Cleckley La máscara de la cordura ya no está impreso en este momento, sino que una versión autorizada para uso educativo sin fines de lucro por su patrimonio se puede ver en línea en
    http://www.quantumfuture.net/store/sanity_1.PdF
    Web: La Medida de Psicopatía Triárquica se puede acceder en línea en
    www.phenxtoolkit.org/index.p... ails&id=121601
    Web: El sitio web de Aftermath Foundation, una organización sin fines de lucro que brinda información y apoyo a víctimas y familiares de personas psicopáticas, es
    http://www.aftermath-surviving-psychopathy.org/
    Web: El sitio web de la Sociedad de Estudio Científico de la Psicopatía. Este es el principal centro de investigación para la psicopatía. Cuenta con una sección específica para estudiantes que podría resultar especialmente interesante.
    www.psychopathysociety.org/index. php? lang=es -US

    Preguntas de Discusión

    1. ¿Qué quiso decir Cleckley cuando caracterizó a la psicopatía como una “Máscara de Cordura”?
    2. Comparar y contrastar la lista de verificación de psicopatía revisada (PCL-R), el Dispositivo de Cribado de Procesos Antisociales (APSD) y el Inventario de Personalidad Psicopática (PPI), en términos de las muestras para las que están diseñadas, la forma en que se administran y el contenido y estructura factorial de sus ítems.
    3. Identificar y definir los tres constructos facetarios del modelo triárquico de psicopatía. Discutir cómo estos constructos facetarios se relacionan con los factores de PCL-R, ASPD y PPI. Discuta cómo el presidente estadounidense Teddy Roosevelt y el personaje ficticio Anton Chigurh de la película No Country for Old Men podrían compararse en términos de partituras en los tres constructos triárquicos.
    4. Identificar tipos alternativos de teorías que se han propuesto respecto a la causa de la psicopatía, y cómo éstas pueden ser vistas desde la perspectiva del modelo triárquico.
    5. Identificar dos temas de debate de larga data sobre la naturaleza/definición de la psicopatía y cómo estos temas son abordados por el modelo triárquico.

    El vocabulario

    Trastorno de personalidad antisocial
    Diagnóstico de contrapartida a psicopatía incluido en las ediciones tercera a quinta del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM; APA, 2000). Definido por síntomas específicos de desviación conductual en la infancia (por ejemplo, pelear, mentir, robar, absentismo escolar) continuando hasta la edad adulta (manifestada como repetida ruptura de reglas, impulsividad, irresponsabilidad, agresividad, etc.).
    Psicopatía
    Sinónimo de personalidad psicopática, el término utilizado por Cleckley (1941/1976), y adaptado del término psicopático introducido por el psiquiatra alemán Julius Koch (1888) para designar trastornos mentales presumibles como heredables.
    Modelo triárquico
    Modelo formulado para conciliar concepciones históricas alternativas de psicopatía y diferentes métodos para evaluarla. Concebe la psicopatía como que abarca tres componentes sintomáticos: audacia, implicando eficacia social, resiliencia emocional y aventuranza; mezquindad, que implica falta de empatía/sensibilidad emocional y comportamiento explotador hacia los demás; y desinhibición, que implica moderación conductual deficiente y falta de control sobre las urgencias/reacciones emocionales.

    Referencias

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