Saltar al contenido principal
LibreTexts Español

1.5: Conclusión

  • Page ID
    95672
  • \( \newcommand{\vecs}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \)

    \( \newcommand{\vecd}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash {#1}}} \)

    \( \newcommand{\id}{\mathrm{id}}\) \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)

    ( \newcommand{\kernel}{\mathrm{null}\,}\) \( \newcommand{\range}{\mathrm{range}\,}\)

    \( \newcommand{\RealPart}{\mathrm{Re}}\) \( \newcommand{\ImaginaryPart}{\mathrm{Im}}\)

    \( \newcommand{\Argument}{\mathrm{Arg}}\) \( \newcommand{\norm}[1]{\| #1 \|}\)

    \( \newcommand{\inner}[2]{\langle #1, #2 \rangle}\)

    \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)

    \( \newcommand{\id}{\mathrm{id}}\)

    \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)

    \( \newcommand{\kernel}{\mathrm{null}\,}\)

    \( \newcommand{\range}{\mathrm{range}\,}\)

    \( \newcommand{\RealPart}{\mathrm{Re}}\)

    \( \newcommand{\ImaginaryPart}{\mathrm{Im}}\)

    \( \newcommand{\Argument}{\mathrm{Arg}}\)

    \( \newcommand{\norm}[1]{\| #1 \|}\)

    \( \newcommand{\inner}[2]{\langle #1, #2 \rangle}\)

    \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\) \( \newcommand{\AA}{\unicode[.8,0]{x212B}}\)

    \( \newcommand{\vectorA}[1]{\vec{#1}}      % arrow\)

    \( \newcommand{\vectorAt}[1]{\vec{\text{#1}}}      % arrow\)

    \( \newcommand{\vectorB}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \)

    \( \newcommand{\vectorC}[1]{\textbf{#1}} \)

    \( \newcommand{\vectorD}[1]{\overrightarrow{#1}} \)

    \( \newcommand{\vectorDt}[1]{\overrightarrow{\text{#1}}} \)

    \( \newcommand{\vectE}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash{\mathbf {#1}}}} \)

    \( \newcommand{\vecs}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \)

    \( \newcommand{\vecd}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash {#1}}} \)

    El “descubrimiento” de América desató horrores. Los europeos se embarcaron en un camino libertinador de muerte y explotación destructiva que desató el asesinato, la codicia y la esclavitud. Pero la enfermedad era más letal que cualquier arma del arsenal europeo. Desató la muerte en una escala nunca antes vista en la historia humana. Las estimaciones de la población de la América precolombina varían salvajemente. Algunos argumentan por tanto como 100 millones, algunos tan bajos como 2 millones. En 1983, Henry Dobyns puso el número en 18 millones. Cualesquiera que sean las estimaciones precisas, casi todos los estudiosos hablan de la devastación total causada por la enfermedad europea. Dobyns estimó que en los primeros 130 años después del contacto europeo, el 95 por ciento de los nativos americanos perecieron. 30 (En su peor momento, la Peste Negra de Europa alcanzó su punto máximo con tasas de mortalidad del 25 al 33 por ciento. Nada más en la historia rivaliza con el desastre demográfico estadounidense.) Una historia de diez mil años de enfermedad azotó al Nuevo Mundo en un instante. Viruela, tifus, peste bubónica, influenza, paperas, sarampión: pandemias asolaron poblaciones de arriba y abajo de los continentes. Ola tras ola de enfermedad se estrelló implacablemente. La enfermedad arrojó a comunidades enteras al caos. Otros destruyó por completo.

    La enfermedad solo fue la más terrible en un intercambio interhemisférico de violencia, cultura, comercio y pueblos —el llamado intercambio colombino— que siguió a la estela de Colón. Las dietas globales, por ejemplo, se transformaron. Los cultivos ricos en calorías de América revolucionaron la agricultura del Viejo Mundo y generaron un auge poblacional mundial. Muchas asociaciones modernas entre comida y geografía no son más que productos de la Bolsa Colombina: las papas en Irlanda, los tomates en Italia, el chocolate en Suiza, los pimientos en Tailandia y las naranjas en Florida son todas manifestaciones del nuevo intercambio global. Los europeos, por su parte, introdujeron sus animales domesticados al Nuevo Mundo. Los cerdos corrían desenfrenados por las Américas, transformando el paisaje a medida que se extendían por ambos continentes. Los caballos también se extendieron, transformando las culturas nativas americanas que se adaptaron al animal recién introducido. En parte del comercio, en parte de los restos de las fallidas expediciones europeas, y en parte del robo, los indios adquirieron caballos y transformaron la vida de los nativos americanos en las vastas llanuras norteamericanas.

    La llegada de los europeos conectó dos mundos y diez mil años de historia en gran parte separados entre sí desde el cierre del Estrecho de Bering. Ambos lados del mundo se habían transformado. Y tampoco volvería a ser lo mismo.


    This page titled 1.5: Conclusión is shared under a CC BY-SA 4.0 license and was authored, remixed, and/or curated by American YAWP (Stanford University Press) via source content that was edited to the style and standards of the LibreTexts platform; a detailed edit history is available upon request.