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20.2.1.2: Familias con Menos Apoyo Económico o Recursos

  • Page ID
    150204
    • Amanda Taintor
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    Pobreza

    La pobreza es un fenómeno multidimensional, relacional y dinámico, claramente ilustrado a través de muchas definiciones e indicadores generados durante los últimos 200 años por disciplinas como economía, sociología, ciencias políticas y antropología (Spicker et al., 2006). En general, existen tres enfoques principales para considerar la pobreza: a) como una condición material en la que las necesidades, un patrón de privaciones y el acceso limitado a los recursos son los principales componentes; b) como una circunstancia económica, en la que los niveles de vida, la desigualdad y la posición económica son los principales componentes; y c) como circunstancia social, en la que la falta de seguridad básica, exclusión, dependencia y clase social son los componentes más referidos. [1]

    La literatura contemporánea en torno a la pobreza sugiere los siguientes como los factores protectivos/de riesgo más críticos:

    • salud materna prenatal (es decir, nutrición, exposición a agentes y medicamentos tóxicos ambientales, factores estresantes)
    • salud perinatal (p. ej., prematuridad, peso al nacer)
    • calidad del apego temprano
    • estresores ambientales en el hogar y escuelas
    • estilos de crianza y cuidado
    • estimulación cognitiva temprana y del aprendizaje en el hogar, centros de atención y escuelas
    • salud mental de padres y maestros
    • trastornos del desarrollo
    • estrés financiero familiar
    • acceso a la seguridad social y a los sistemas de salud; recursos comunitarios
    • falta de movilidad social
    • la crisis social, política y económica
    • expectativas familiares, sociales y culturales sobre el desarrollo infantil (por ejemplo, discriminación, estigmatización, exclusión)
    • desastres naturales (Bradley y Corwyn, 2002; Yoshikawa et al., 2012; Lipina, 2015; Ursache y Noble, 2016).

    Además, la evidencia sugiere que las influencias de la pobreza en el desarrollo cognitivo se deben a la compilación de factores de riesgo, el acompañamiento de adversidades, la susceptibilidad del individuo a entornos familiares y sociales, y la duración de la exposición (NICHD Early Child Care Research Network, 2005; McLaughlin et al., 2014; Wagmiller, 2015). [1]

    Desde mediados del siglo XX, varios investigadores diseñaron e implementaron diferentes programas de intervención para reducir los impactos negativos de la pobreza en la regulación cognitiva y emocional. Estos esfuerzos han surgido simultáneamente dentro de las humanidades, sociales y ciencias de la salud. Este tipo de programas de intervención demuestra que, dada la naturaleza multidimensional de la pobreza y el desarrollo infantil, cualquier intervención dirigida a optimizar las condiciones y oportunidades para el desarrollo de los niños que viven en la pobreza requiere del mismo tipo de complejidad. Esto implica diseñar múltiples módulos de intervención que incorporen acciones para niños, familias, maestros, organizaciones civiles y gobiernos y desarrollar la integración genuina de diferentes perspectivas conceptuales y metodológicas. [1]

    Los derechos a una alimentación adecuada, vivienda, educación y atención de la salud se enumeran en la Asamblea General de la ONU (1948, §25—26). Estos derechos son impugnados en diferentes sistemas políticos y contextos culturales donde existe una tendencia a negarlos como responsabilidad social y, en cambio, explicar la pobreza como un fracaso personal de la persona afectada (e.g., Feagin, 1972, 1975, y la revisión por Hunt y Bullock, 2016). La pobreza no se considera universalmente como un acceso desigual a las prestaciones sociales. Estas visiones individualistas son comunes en América del Norte y Sudamérica, donde el problema de la pobreza es inmenso, en comparación con Europa occidental y norte, donde las opiniones sociales sobre la pobreza son más dominantes. Los países y los sistemas políticos que aceptan estos derechos como responsabilidad social compartida se encuentran entre los países más exitosos en la lucha contra la pobreza, la violencia social y la inseguridad [por ejemplo, los países escandinavos (cf. Eurostat, o el Panorama Mundial de la Pobreza del Banco Mundial)]. [1]

    La evidencia de la neurociencia hace absurda la manera individualista de explicar la pobreza como un fracaso personal. Por ejemplo, un infante no elige qué contexto social nacer. Cuando se impide que el cerebro del infante se desarrolle de manera saludable debido a la pobreza y sus condiciones sociales circundantes (falta de alimentación adecuada, vivienda, cuidado de niños, escolaridad, atención de la salud, etc.), no se trata de un fracaso personal. Los padres no pueden ser considerados totalmente responsables de un entorno que no proporcione a cada niño los medios de desarrollo saludable. La evidencia neurocientífica revela cómo la pobreza puede vulnerar los derechos humanos y cómo puede impedir que un niño pueda disfrutarlos alguna vez. Es un descubrimiento crucial de cómo la pobreza puede causar problemas en los mismos requisitos previos para alcanzar el desarrollo. [1]


    [1] Lipina SJ y Evers K (2017) Neurociencia de la pobreza infantil: evidencia de impactos y mecanismos como vehículos de diálogo con la ética es licenciada CC BY


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