10.6: Evidencia suprimida (o descuidada)

Cometemos la falacia de evidencia suprimida o descuidada cuando no consideramos (o simplemente pasamos por alto) evidencia que probablemente sea relevante para un argumento. En este caso, podemos incluir premisas que sean relevantes, pero cometemos una falacia porque dejamos fuera otra información que también sea relevante. Por supuesto, no podemos mirar todas las pruebas que posiblemente puedan ser relevantes (eso sería una tarea interminable). Pero nunca debemos descuidar las pruebas que conocemos o las pruebas que parece muy probable que tengan sobre el tema.

La falacia de la evidencia suprimida (o descuidada) es una etiqueta genérica, catch-all. Entonces, incluso donde ninguno de los nombres de falacias que hemos aprendido parece bastante apropiado, recuerda que necesitamos considerar la mayor cantidad de evidencia relevante que podamos cuando evaluemos un argumento.

Una de las formas más fáciles de hacer que nuestra posición se vea bien y de hacer que las posiciones alternativas parezcan débiles es suprimir evidencias que vayan en contra de nuestra visión, así como pruebas que respalden la alternativa. Entonces, no es de extrañar que las pruebas relevantes se supriman constantemente en las disputas partidistas. En la sala de audiencias, los abogados sólo presentan pruebas que harán que su propio caso se vea bien. En los anuncios, solo se presenta un lado de la imagen. En los debates políticos, los candidatos casi siempre presentan una sola cara del tema. En las discusiones sobre política pública, los partisanos de cada lado del tema a menudo citan solo aquellas estadísticas que apoyan su lado del caso. En las iglesias, no se oye mucha discusión sobre niños que mueren de enfermedades y pobreza.

En muchos casos, sería esperar demasiado pensar que quienes participan en intensos debates sobre este tipo de asuntos presentarían ambos lados del tema de manera justa y ecuánime. Pero a menudo hay una gran diferencia entre ganar una discusión y pensar con claridad, y si debemos tomar nuestras propias decisiones sobre el asunto (como debemos cuando servimos en un jurado o votamos en una elección), debemos considerar la mayor cantidad de evidencia de cada lado del tema como podamos. Y (como señalamos al discutir la falacia del hombre de paja), no podemos confiar en los críticos de un punto de vista para decirlo de manera justa, sobre todo cuando el punto en cuestión es altamente polémico o despierta emociones intensas.

Recuerda no simplemente invocar la falacia de la evidencia suprimida (o descuidada) cada vez que veas un argumento que pasa por alto algo que parece probable que sea relevante. Si el argumento comete una de las falacias que hemos estudiado, es importante señalar ese hecho. Y es aún más importante explicar con cierto detalle por qué el argumento es débil. Estudiaremos esta falacia con mayor detalle en un capítulo posterior sobre muestreo.