25.5: Características de los estereotipos

Señalamos tres características clave de los estereotipos arriba. Son (i) típicamente inexactos, (ii) atribuyen las mismas características a prácticamente todos los miembros de un grupo (aunque existen enormes diferencias entre los miembros del grupo), y (iii) suelen ser muy resistentes al cambio. Dado que los diferentes estereotipos son inexactos de diferentes maneras, los temas de precisión se discuten mejor cuando se examinan estereotipos específicos. Pero podemos decir algo general sobre los otros dos puntos.

Homogeneidad

El sesgo de homogeneidad fuera del grupo

El sesgo de homogeneidad fuera del grupo es la tendencia común a ver a otros grupos (especialmente “grupos externos”; por ejemplo, personas de otras razas, religiones, países, orientación sexual) como más homogéneos de lo que realmente son. Los miembros del grupo tienden a ver su propio grupo como bastante variado, mientras que se piensa que los miembros de otros grupos son mucho más parecidos.

Debido a que los miembros de grupos externos son vistos como más similares de lo que realmente son, es más fácil pensar que la mayoría de ellos encajan en un estereotipo simple que los agrupa a todos. Tendemos a pensar en esta persona como “solo una más de ellas” —simplemente otra persona de la India, en lugar de como el individuo único Rajeev Singh.

Diversos factores pueden explicar el sesgo de homogeneidad fuera del grupo. En algunos casos, las personas tienen poca interacción con los miembros del grupo externo, por lo que confían en un estereotipo común que presenta una imagen simplificada del grupo. Las personas también pueden estar expuestas a una muestra no representativa de miembros del grupo, tal vez porque solo interactúan con unas pocas personas del grupo o porque dependen de una cobertura mediática que tiende a enfocarse en un pequeño segmento del mismo (por ejemplo, atletas, ejecutivos, delincuentes).

Fuerte identificación con el grupo de uno

La identificación de las personas con un grupo puede ser muy fuerte. El etnocentrismo es la creencia de que el propio grupo (por ejemplo, las personas en su país, región, religión) son superiores a los miembros de otros grupos. No es necesario que implique malos tratos a quienes están en otros grupos, sino que a menudo implica una desconfianza o cautela hacia ellos. El comunalismo es una forma extrema de etnocentrismo. Es la tendencia de las personas a dividirse en grupos basados en la religión, la raza, el idioma, la identidad étnica, o alguna otra característica común. En la medida en que implica un orgullo por el patrimonio y la cultura propios, no tiene nada de malo, pero a menudo se derrama en prejuicios e incluso violencia contra miembros de otros grupos. La “limpieza étnica” en Kosavo, la contienda entre tutsis y hutus en Ruanda, o los aspectos cerrados de diversas sociedades en Oriente Medio involucran tendencias comunalistas. Es una ironía del mundo moderno que la creciente globalización y el creciente comunalismo estén en aumento (en algunos casos, este último es seguramente una reacción a la primera).

Resistencia al Cambio

Los estereotipos y prejuicios suelen ser muy difíciles de cambiar. Con frecuencia se piensa que muchas personas prejuiciosas albergan prejuicios en parte porque nunca han conocido realmente a miembros del grupo objetivo. De ahí que si pueden conocer a esas personas e interactuar con ellas en un entorno positivo, esto les ayudará a ver a los miembros del grupo como personas únicas, aquellas con muchas de las mismas características que ellos mismos tienen, en lugar de simplemente como miembros de un grupo. A esto se le suele llamar la hipótesis del contacto: el contacto entre miembros individuales de grupos en un entorno positivo donde son tratados como iguales ayudará a que cada persona se vuelva menos prejuiciosa sobre la otra.

A veces esto funciona, pero no es tan efectivo como esperaríamos. Una razón de esto es que los prejuicios suelen tener un componente emocional profundamente arraigado, a veces uno que se remonta a la socialización de una persona cuando era niño pequeño. Al observar y platicar con nuestros padres y (más tarde) con otros que nos rodean, especialmente nuestro grupo de pares, interiorizamos normas para pensar en diferentes grupos de diferentes maneras. Pero las personas también tienen sesgos cognitivos (razonamiento) y emplean heurísticas cognitivas que les ayudan a retener prejuicios, incluso cuando interactúan con miembros del grupo objetivo que no se ajustan remotamente a su estereotipo. Examinaremos algunos de estos en un momento, pero primero será útil observar algunos de los mecanismos cognitivos involucrados con los prejuicios.