Saltar al contenido principal
LibreTexts Español

1.8: La Venerable Beda

  • Page ID
    94580
  • \( \newcommand{\vecs}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \)

    \( \newcommand{\vecd}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash {#1}}} \)

    \( \newcommand{\id}{\mathrm{id}}\) \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)

    ( \newcommand{\kernel}{\mathrm{null}\,}\) \( \newcommand{\range}{\mathrm{range}\,}\)

    \( \newcommand{\RealPart}{\mathrm{Re}}\) \( \newcommand{\ImaginaryPart}{\mathrm{Im}}\)

    \( \newcommand{\Argument}{\mathrm{Arg}}\) \( \newcommand{\norm}[1]{\| #1 \|}\)

    \( \newcommand{\inner}[2]{\langle #1, #2 \rangle}\)

    \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)

    \( \newcommand{\id}{\mathrm{id}}\)

    \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)

    \( \newcommand{\kernel}{\mathrm{null}\,}\)

    \( \newcommand{\range}{\mathrm{range}\,}\)

    \( \newcommand{\RealPart}{\mathrm{Re}}\)

    \( \newcommand{\ImaginaryPart}{\mathrm{Im}}\)

    \( \newcommand{\Argument}{\mathrm{Arg}}\)

    \( \newcommand{\norm}[1]{\| #1 \|}\)

    \( \newcommand{\inner}[2]{\langle #1, #2 \rangle}\)

    \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\) \( \newcommand{\AA}{\unicode[.8,0]{x212B}}\)

    \( \newcommand{\vectorA}[1]{\vec{#1}}      % arrow\)

    \( \newcommand{\vectorAt}[1]{\vec{\text{#1}}}      % arrow\)

    \( \newcommand{\vectorB}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \)

    \( \newcommand{\vectorC}[1]{\textbf{#1}} \)

    \( \newcommand{\vectorD}[1]{\overrightarrow{#1}} \)

    \( \newcommand{\vectorDt}[1]{\overrightarrow{\text{#1}}} \)

    \( \newcommand{\vectE}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash{\mathbf {#1}}}} \)

    \( \newcommand{\vecs}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \)

    \( \newcommand{\vecd}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash {#1}}} \)

    (c. 673-735 ACE)

    El himno de Cædmon se encuentra en la obra de un monje inglés llamado Beda (más tarde llamado la Venerable Beda). Historia eclesiástica del pueblo inglés de Bede, escrita en latín, abarca la historia británica desde la invasión romana hasta el 731 ACE, año en que se completó la historia. En particular, Beda se centra en la conversión de las tribus paganas al cristianismo: primero las tribus celtas, y luego las anglosajonas. Bede acredita a los misioneros irlandeses e italianos el haber hecho todo el trabajo para lograr conversiones, condenando a los británicos nativos por su falta de esfuerzo. El proceso de conversión aún estaba en marcha cuando Beda estaba escribiendo. Los primeros gobernantes a menudo se convertían, y luego ordenaban a sus súbditos que se convirtieran también, así que Beda tiene cuidado de registrar la historia de las conquistas: quien controle a un grupo potencialmente controla la religión. La obra de Bede también presenta numerosas historias milagrosas, que sirven para recordar a los lectores tanto el poder de la religión como una razón para convertirse. El ejemplo más famoso es la historia del analfabeto Caedmon, quien es bendecido una noche con la capacidad de componer poesía. El himno de Cædmon, compuesto en anglosajón y traducido por Beda al latín, es considerado uno de los primeros ejemplos de poesía anglosajona.

    1.9.1 La historia de Cædmon y el himno de Caedmón

    Encontrado en la historia eclesiástica del pueblo inglés

    731 ACE Finalizado

    Prefacio

    Al rey más glorioso Ceolwulf. Beda, el siervo de Cristo y Sacerdote.

    clipboard_e6284a9593c1ca2310602e9f242af9c3a.png

    Antes, a petición suya, le envié muy fácilmente la Historia Eclesiástica de la Nación Inglesa, que últimamente había publicado, para que la leyera y juzgara; y ahora la envío de nuevo para que sea transcrita, y estudiada más a fondo a su gusto. Y me regocijo grandemente por la sinceridad y el celo, con los que no sólo le das oídos diligentemente a escuchar las palabras de la Sagrada Escritura, sino que también te ocupas laboriosamente de conocer las acciones y dichos de antiguos hombres de renombre, especialmente de nuestra propia nación. Porque si la historia relata cosas buenas de hombres buenos, el oyente atento se excita por imitar lo que es bueno; o si relata cosas malas de personas malvadas, no obstante, el oyente concienzudo y devoto o lector, evitando lo que es hiriente y equivocado, es el más fervientemente despedido para realizar esas cosas que sabe que son buenas, y dignas del servicio de Dios. Y como lo has marcado cuidadosamente, estás deseoso de que dicha historia se dé a conocer más plenamente a ti mismo, y a aquellos sobre quienes la Autoridad Divina te ha designado gobernador, desde tu gran consideración por el bien común. Pero a fin de que pueda quitar toda ocasión de dudar de lo que he escrito, tanto de usted mismo como de otros lectores o oyentes de esta historia, me ocuparé brevemente de mostrarle de qué autores aprendí principalmente lo mismo.

    clipboard_e7bd85052f916dfe2bc4d22fc2db19f0a.png

    Mi principal autoridad y auxilio en esta obra fue el más erudito y reverendo Abad Albinus; quien, educado en la Iglesia de Canterbury por esos venerables y eruditos, el arzobispo Teodoro de bendita memoria, y el abad Adriano, transmitido a mí por Nothelm, el sacerdote piadoso de la Iglesia de Londres, ya sea por escrito, o de boca en boca del mismo Nothelm, todo lo que pensaba digno de memoria que se había hecho en la provincia de Kent, o en las partes adyacentes, por los discípulos del beato Papa Gregorio, ya que había aprendido lo mismo ya sea de los registros escritos, o de las tradiciones de sus predecesores. El mismo Nothelm, posteriormente fue a Roma, y habiendo, con permiso del presente Papa Gregorio, buscado en los archivos de la Santa Iglesia Romana, hallado allí algunas epístolas del beato Papa Gregorio, y otros papas; y, regresando a casa, por consejo del antes mencionado reverendo padre Albino, las trajo a mí, para ser insertado en mi historia. Así, desde el inicio de este volumen hasta la época en que la nación inglesa recibió la fe de Cristo, hemos adquirido materia de los escritos de antiguos hombres, reunidos de diversas fuentes; pero desde ese momento hasta el presente, lo que fue tramitado en la Iglesia de Canterbury por los discípulos del beato Papa Gregorio o sus sucesores, y bajo lo que reyes sucedió lo mismo, nos ha sido transmitido, como hemos dicho, por Nothelm a través de la industria del antes mencionado abad Albino. También me informaron en parte por qué obispos y bajo qué reyes recibieron la gracia del Evangelio las provincias de los sajones de Oriente y Occidente, como también de los Ángulos Orientales, y de los Northumbrianos. En definitiva, me animó principalmente a emprender esta obra por las exhortaciones del mismo Albino. De igual manera, Daniel, el más reverendo obispo de los sajones occidentales, que aún vive, me comunicó por escrito algunas cosas relacionadas con la Historia Eclesiástica de esa provincia, y la colindante de los sajones del sur, como también de la Isla de Wight. Pero cómo, por el ministerio de esos santos sacerdotes de Cristo, Cedd y Ceadda, la provincia de los Mercianos fue llevada a la fe de Cristo, que antes no conocían, y cómo la de los sajones orientales recuperó la fe después de haberla rechazado, y cómo esos padres vivieron y murieron, aprendimos de los hermanos del monasterio, que fue construido por ellos, y se llama Laestingaeu. Además, qué asuntos eclesiásticos ocurrieron en la provincia de los Ángulos Orientales, se nos dio a conocer en parte a partir de los escritos y la tradición de los antiguos hombres, y en parte por el relato del más reverendo abad Esi. Lo que se hacía con respecto a la fe de Cristo, y cuál era la sucesión episcopal en la provincia de Lindsey, teníamos ya sea de las cartas del más reverendo prelado Cynibert, o de boca en boca de otras personas de buen crédito. Pero lo que se hizo en la Iglesia en las distintas partes de la provincia de Northumbria desde el momento en que recibieron la fe de Cristo hasta el presente, no lo recibí bajo la autoridad de un solo hombre, sino por el testimonio fiel de innumerables testigos, que podrían conocer o recordar lo mismo; además de lo que yo tenía de mi propio conocimiento. En donde hay que observar, que lo que he escrito concerniente a nuestro santísimo padre, el obispo Cuthbert, ya sea en este volumen, o en mi relato de su vida y acciones, tomé en parte de lo que encontré escrito de él por los hermanos de la Iglesia de Lindisfarne, aceptando sin reserva las declaraciones que encontré ahí; pero al mismo tiempo me encargué de agregar cosas de las que yo mismo pudiera tener conocimiento por el testimonio fiel de informantes confiables. Y humildemente le ruego al lector, que si encuentra en estos nuestros escritos algo que no se entregue según la verdad, no me echará la culpa de ello, pues, como la verdadera regla de la historia requiere, no reteniendo nada, me he esforzado en comprometerme a escribir cosas como pude deducir del reporte común, para la instrucción de la posteridad.

    Además, ruego a todos los hombres que oigan o lean esta historia de nuestra nación, que por mis enfermedades tanto de mente como de cuerpo, ofrezcan frecuentes intercesiones al trono de la Gracia. Y rezo además, para que en retribución por el trabajo con que he registrado en las diversas provincias y lugares más importantes aquellos acontecimientos que consideré dignos de mención y de interés para sus habitantes, pueda por mi recompensa tener el beneficio de sus oraciones piadosas.


    This page titled 1.8: La Venerable Beda is shared under a not declared license and was authored, remixed, and/or curated by Bonnie J. Robinson & Laura Getty (University of North Georgia Press) .