4.4: Inteligencia Emocional
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En este módulo, revisamos el constructo de inteligencia emocional examinando su modelo teórico subyacente, herramientas de medición, validez y aplicaciones en entornos del mundo real. Utilizamos la investigación empírica de las últimas décadas para apoyar y discutir definiciones competitivas de inteligencia emocional y posibles direcciones futuras para el campo.
objetivos de aprendizaje
- Comprender los fundamentos teóricos de la inteligencia emocional y la relación entre emoción y cognición.
- Distinguir entre modelos mixtos y de capacidad de inteligencia emocional.
- Comprender diversos métodos para medir la inteligencia emocional.
- Describir la evolución de la inteligencia emocional como un marco teórico, orientado al éxito y basado en el logro.
- Identificar y definir conceptos clave de inteligencia emocional (incluyendo regulación emocional, expresión de emoción, comprensión de la emoción, etc.) y las formas en que contribuyen a la toma de decisiones, la construcción de relaciones y el bienestar general.
Introducción
Imagina que estás esperando en la fila para comprar boletos para ver a tu banda favorita. Sabiendo que los boletos son limitados y los precios subirán rápidamente, te presentaste 4 horas antes. Desafortunadamente, también lo hicieron todos los demás. La línea se extiende por cuadras y no se ha movido desde que llegaste. Empieza a llover. Ahora estás cerca de Will Call cuando notas que tres personas saltan delante de ti para unirse a sus amigos, quienes parecen haber estado guardando un lugar para ellos. Hablan en voz alta en sus celulares mientras pulgas hacia adelante, siguiendo la lenta procesión de otros que esperan en la fila. Finalmente llegas al mostrador de boletos solo para que el empleado te diga que el espectáculo está agotado. Se nota que el grupo ruidoso se va a un lado, agitando sus boletos en el aire. En este momento exacto, una línea ardiente de emoción brota a través de todo tu cuerpo. Tu corazón comienza a acelerarse, y sientes la necesidad de o bien golpearte las manos en el mostrador o gritar frente a aquellos que crees que te han despreciado. ¿Cuáles son estos sentimientos y qué harás con ellos?
La inteligencia emocional (IE) implica la idea de que la cognición y la emoción están interrelacionadas. De esta noción surge la creencia de que las emociones influyen en la toma de decisiones, la construcción de relaciones y el comportamiento cotidiano. Después de pasar horas esperando ansiosamente bajo la lluvia y no tener nada que mostrar para ello, ¿es posible siquiera silenciar sentimientos de ira tan intensos por injusticia? Desde la perspectiva de la IE, las emociones son procesos mentales activos que pueden ser manejados, siempre y cuando los individuos desarrollen los conocimientos y habilidades para hacerlo. Pero, ¿cómo, exactamente, razonamos con nuestras emociones? En otras palabras, ¿qué tan inteligente es nuestro sistema de emociones?
Para comenzar, revisaremos brevemente el concepto de inteligencia estándar, o general. El fallecido psicólogo estadounidense, David Wechsler, afirmó que la inteligencia es la “capacidad global de un individuo para pensar racionalmente, actuar a propósito y tratar eficazmente con su entorno” (Wechsler, 1944). Si elegimos aceptar esta definición, entonces la inteligencia es un proceso operativo a través del cual aprendemos a utilizar nuestras habilidades internas para navegar mejor nuestro entorno, un proceso que ciertamente es similar a, si no impactado por, nuestras emociones. En 1990, los doctores Peter Salovey y John D. Mayer exploraron y definieron la IE por primera vez. Explicaron a la IE como “la capacidad de monitorear los sentimientos y emociones propios y ajenos, de discriminar entre ellos y usar esta información para guiar el pensamiento y las acciones de uno” (Salovey & Mayer, 1990). La IE, según estos investigadores, afirma que todos los individuos poseen la capacidad de aprovechar sus emociones para mejorar el pensamiento, el juicio y el comportamiento. Este módulo tiene como objetivo desempacar esta teoría explorando la creciente investigación empírica sobre la IE, así como lo que se puede aprender sobre su impacto en nuestra vida diaria.
Historia de la IE
Tradicionalmente, muchos psicólogos y filósofos veían la cognición y la emoción como dominios separados, con la emoción planteando una amenaza para el pensamiento productivo y racional. ¿Alguna vez te han dicho que no dejes que tus emociones se interpongan en tus decisiones? Esta separación de la pasión y la razón se remonta a principios de la antigua Grecia (Lyons, 1999). Adicionalmente, estudiosos de mediados del siglo XX explicaron las emociones como fuerzas mentalmente desestabilizadoras (Young, 1943). Sin embargo, hay huellas a lo largo de la historia donde la intersección de la emoción y la cognición ha sido cuestionada teóricamente. En el 350 a.C.E., el famoso filósofo griego Aristóteles escribió, “algunos hombres... si primero han percibido y visto lo que viene y primero se han despertado a sí mismos y a su facultad calculadora, no son derrotados por su emoción, ya sea agradable o dolorosa” (Aristóteles, trans. 2009, Libro VII, Capítulo 7, Sección 8). Aún así, nuestras interacciones y experiencias sociales sugieren que esta creencia ha sufrido siglos de desprecio, tanto en las culturas occidentales como orientales. Estas son las mismas interacciones que nos enseñan a “endurecernos” y mantener nuestras emociones ocultas. Entonces, ¿cómo llegamos a EI, una teoría científica que afirma que todos los individuos tienen acceso a una “facultad de cálculo” a través de la emoción?
A principios de la década de 1970, muchos científicos comenzaron a reconocer las limitaciones del cociente de inteligencia (CI), la evaluación estandarizada de la inteligencia. En particular, notaron su incapacidad para explicar diferencias entre individuos no relacionados solo con la capacidad cognitiva. Estas frustraciones llevaron al avance de teorías más inclusivas de la inteligencia como la teoría de las inteligencias múltiples de Gardner (1983/1993) y la teoría triárquica de la inteligencia de Sternberg (1985). Los investigadores también comenzaron a explorar la influencia de los estados de ánimo y las emociones en los procesos de pensamiento, incluyendo el juicio (Isen, Shalker, Clark, & Karp, 1978) y la memoria (Bower, 1981). Fue a través de estas exploraciones teóricas y estudios empíricos que el concepto de EI comenzó a tomar forma.
Hoy en día, el campo de la IE es extenso, abarcando diferentes perspectivas y herramientas de medición. Algunos atribuyen este crecimiento a la popularización del constructo por Daniel Goleman en su libro de 1995, Emotional Intelligence: Why It Can Matter More Than IQ. Generando atractivo público, se centró en la conexión de la IE con el éxito personal y profesional. El modelo de EI de Goleman incluye una mezcla de habilidades relacionadas con las emociones, inteligencia cognitiva tradicional y rasgos de personalidad distintos. Esta conceptualización embellecida de la IE, seguida de un aumento en la literatura de IE, contribuyó, al menos en parte, a modelos de definición y medición contradictorios dentro del campo.
Modelos y Medidas de EI
Muchos investigadores estarían de acuerdo en que la teoría de la IE solo será tan exitosa como su forma de medición. En la actualidad, existen tres modelos primarios de EI: el modelo de habilidad (Mayer & Salovey 1997; Salovey & Mayer, 1990), los modelos mixtos (Bar-On, 2006; Boyatzis & Sala, 2004) y el modelo rasgo EI (Petrides & Furnham, 2003).
Los modelos de habilidades abordan la IE como una inteligencia estándar que utiliza un conjunto distinto de habilidades mentales que (1) están intercorrelacionadas, (2) se relacionan con otras inteligencias existentes y (3) se desarrollan con la edad y la experiencia (Mayer, Caruso, & Salovey, 1999; Mayer, Salovey, Caruso y Sitarenios, 2003). En contraste, tanto los modelos mixtos como los de rasgos definen y miden la IE como un conjunto de habilidades percibidas, habilidades y rasgos de personalidad.
Modelos de Habilidad: Mayer y Salovey Modelo de Cuatro Ramas de EI
En esta sección se describe el modelo EI (Four-Branch) adoptado por Mayer y Salovey (1997). Este modelo propone que cuatro habilidades fundamentales relacionadas con la emoción comprenden la IE: (1) percepción/expresión de la emoción, (2) uso de la emoción para facilitar el pensamiento, (3) comprensión de la emoción y (4) manejo de la emoción en uno mismo y en los demás.
1. Percepción de Emoción
La percepción de la emoción se refiere a la capacidad de las personas para identificar emociones en sí mismas y en otras personas usando expresiones faciales, tono de voz y lenguaje corporal (Brackett et al., 2013). Los expertos en la percepción de la emoción también son capaces de expresar la emoción en consecuencia y comunicar las necesidades emocionales. Por ejemplo, volvamos a nuestro escenario de apertura. Después de ser rechazado en la taquilla, lentamente te instalas en la realidad de que no puedes asistir al concierto. Un grupo de tus compañeros de clase, sin embargo, logró comprar boletos y están discutiendo sus planes en su mesa de almuerzo. Cuando te preguntan si estás emocionado por la banda de apertura, te encoges de hombros y escoges tu comida. Si tus compañeros de clase son hábiles en la percepción de la emoción, entonces leerán tu expresión facial y lenguaje corporal y determinarán que podrías estar enmascarando tus verdaderos sentimientos de decepción, frustración o desvinculación de la conversación. En consecuencia, podrían preguntarte si algo anda mal o elegir no hablar del concierto en tu presencia.
2. Uso de la emoción para facilitar el pensamiento
El uso de la emoción para potenciar las actividades cognitivas y adaptarse a diversas situaciones es el segundo componente de la IE. Las personas que son expertas en esta área entienden que algunos estados emocionales son más óptimos para los resultados específicos que otros. Sentirse frustrado por las entradas del concierto puede ser una mentalidad útil ya que está a punto de jugar un partido de fútbol o comenzar un combate de lucha libre. Los altos niveles de adrenalina asociados con la frustración pueden aumentar tu energía y fuerza, ayudándote a competir. Estas mismas emociones, sin embargo, probablemente impedirán tu capacidad para sentarte en tu escritorio escolar y resolver problemas de álgebra o escribir un ensayo.
Los individuos que han desarrollado y practicado esta área de la IE generan activamente emociones que apoyan ciertas tareas u objetivos. Por ejemplo, una maestra experta en este dominio puede reconocer que sus alumnos necesitan experimentar emociones positivas, como alegría o emoción, para tener éxito a la hora de realizar trabajos creativos como brainstorming o proyectos artísticos colaborativos. Ella puede planificar en consecuencia programando estas actividades para después del recreo, sabiendo que los estudiantes probablemente entrarán al aula alegres y felices por jugar afuera. Tomar decisiones basadas en el impacto que las experiencias emocionales pueden tener en las acciones y el comportamiento es un componente esencial de la IE.
3. Comprensión de la emoción
La IE también incluye la capacidad de diferenciar entre estados emocionales, así como sus causas y trayectorias específicas. Sentimientos de tristeza o decepción pueden resultar de la pérdida de una persona u objeto, como sus entradas para conciertos. Estar bajo la lluvia, para la mayoría de los estándares, no es más que una ligera molestia. Sin embargo, esperar horas bajo la lluvia en una gran multitud probablemente resultará en irritación o frustración. Sentir que te han tratado injustamente cuando alguien hace fila y toma los boletos que sientes que mereces puede hacer que tu desagrado se convierta en ira y resentimiento. Las personas expertas en esta área son conscientes de esta trayectoria emocional y también tienen un fuerte sentido de cómo múltiples emociones pueden trabajar juntas para producir otra. Por ejemplo, es posible que sientas desprecio por las personas que cortan frente a ti en fila. No obstante, este sentimiento de desprecio no surge solo de la ira. Más bien, es la combinación de ira y disgusto por el hecho de que estos individuos, a diferencia de usted, han desobedecido las reglas. La discriminación exitosa entre emociones negativas es una habilidad importante relacionada con la comprensión de la emoción, y puede conducir a un manejo más efectivo de las emociones (Feldman Barret, Gross, Christensen, & Benvenuto, 2001).
4. Manejo de la Emoción
El manejo de las emociones incluye la capacidad de permanecer abierto a una amplia gama de emociones, reconocer el valor de sentir ciertas emociones en situaciones específicas y comprender qué estrategias a corto y largo plazo son más eficientes para la regulación emocional (Gross, 1998). La ira parece una respuesta adecuada para no llegar a un objetivo (entradas para conciertos) que perseguiste tanto de manera justa como pacientemente. De hecho, incluso puede que te resulte valioso permitirte la experiencia de este sentimiento. Sin embargo, este sentimiento sin duda necesitará ser manejado para evitar comportamientos agresivos y no deseados. Elaborar estrategias, como respirar hondo y esperar a que te sientas tranquilo antes de que el grupo que tienes delante sepa que cortan en línea, te permitirá regular tu enojo y evitar que la situación se intensifique. El uso de esta estrategia puede incluso permitirte conocer otras perspectivas, tal vez descubras que ya habían comprado sus boletos y simplemente estaban acompañando a sus amigos.
Medición de la IE con Medidas de Desempeño
Si bien las pruebas de autoinforme son comunes en psicología, los modelos de habilidad de la IE requieren un enfoque diferente: las medidas de desempeño. Las medidas de desempeño requieren que los encuestados demuestren sus cuatro habilidades emocionales (Mayer y Salovey, 1997) resolviendo problemas relacionados con las emociones. Entre estas medidas, la prueba de inteligencia emocional Mayer-Salovey-Caruso (MSCEIT) (Mayer, Salovey, & Caruso, 2002) es la más utilizada. El MSCEIT es una prueba de 141 ítems compuesta por un total de ocho tareas, dos por cada una de las cuatro habilidades emocionales. Para medir el manejo de las emociones, por ejemplo, se pide a los encuestados que lean escenarios que involucran conflictos cargados de emociones y luego se les pide que evalúen la efectividad de diferentes resoluciones. Para una revisión integral del MSCEIT y otras herramientas de evaluación del desempeño, consulte Rivers, Brackett, Salovey y Mayer (2007).
Modelos mixtos y de rasgos de EI
A diferencia de los modelos de habilidad, los modelos mixtos ofrecen una amplia definición de EI que combina habilidades mentales con rasgos de personalidad como optimismo, motivación y tolerancia al estrés (ver Cherniss, 2010, para una revisión). Los dos modelos mixtos más utilizados son el modelo Boyatzis-Goleman (Boyatzis & Sala, 2004) y el modelo Bar-On de inteligencia emocional-social (Bar-On, 2006). El modelo Boyatzis-Goleman divide las competencias de la IE en cuatro grupos: autoconciencia, autogestión, conciencia social y gestión de relaciones. De igual manera, el modelo Bar-On ofrece cinco componentes principales de la IE: habilidades intrapersonales, habilidades interpersonales, adaptabilidad, manejo del estrés y estado de ánimo. Los desarrolladores del modelo EI de rasgos (Petrides & Furnham, 2003) explican la EI como una constelación de rasgos de personalidad autopercibidos y relacionados con las emociones.
Evaluación de modelos mixtos y de rasgos: autoinforme
Las evaluaciones de autoinforme —encuestas que piden a los encuestados que informen sus propias habilidades emocionales— se asocian con mayor frecuencia con modelos mixtos y de rasgos. Las medidas de autoinforme suelen ser rápidas de administrar. Sin embargo, muchos investigadores argumentan que su vulnerabilidad a los sesgos de deseabilidad social y la falsificación son problemáticas (Day & Carroll, 2008). Además, existe una amplia especulación sobre el potencial de juicios inexactos de habilidad personal y habilidad en nombre de los respondedores (por ejemplo, Paulhus, Lysy, & Yik, 1998). Se ha demostrado que las medidas de autoinforme carecen de validez discriminante de las medidas de personalidad existentes y tienen correlaciones muy bajas con las medidas de habilidad de la IE (Brackett & Mayer, 2003; Brackett, Rivers, Shiffman, Lerner, & Salovey, 2006). Según Mayer y sus colegas (2008), las pruebas de autoinforme pueden mostrar confiabilidad para las personalidades individuales, pero no deben considerarse EI porque las pruebas de desempeño son el estándar de oro para medir la inteligencia.
Aunque las tensiones entre los enfoques de habilidad y modelos mixtos o de rasgos parecen dividir el campo, las definiciones y mediciones competitivas solo pueden mejorar la calidad de la investigación dedicada a la IE y su impacto en los resultados del mundo real.
Sala de Debate
Si bien los modelos mixtos y de rasgos arrojan algo de luz sobre el concepto de EI, muchos investigadores sienten que estos enfoques socavan la construcción de la IE como una habilidad mental discreta y medible. La IE, cuando se conceptualiza como una habilidad, describe con mayor precisión la relación entre cognición y emoción al dar cuenta de los cambios en los resultados individuales que a menudo se pierden cuando se enfoca únicamente en la inteligencia cognitiva o los rasgos de personalidad (O'Boyle, Humphrey, Pollack, Hawver, & Story, 2010). Además, entre los adultos, los rasgos de personalidad proporcionan poco espacio para la maleabilidad, dificultando el desarrollo en estas áreas incluso cuando se combinan con habilidades emocionales. Por ejemplo, características como la amabilidad y el neuroticismo, si bien contribuyen al éxito personal y profesional, se ven como rasgos innatos que probablemente permanezcan estáticos con el tiempo. Distinguir la IE de los rasgos de personalidad nos ayuda a enfocar mejor las habilidades que pueden mejorar los resultados deseables (Brackett et al., 2013). Acercar a la IE con un lenguaje que brinde la oportunidad de crecimiento personal es crucial para su aplicación. Debido a que el modelo de habilidades se alinea con este enfoque, el resto de este módulo se centrará en la capacidad EI y las formas en que se puede aplicar tanto en el ámbito profesional como académico.
Resultados
Históricamente, se ha pensado que las emociones no tienen cabida en el aula o en el lugar de trabajo (Sutton & Wheatly, 2003). Sin embargo, hoy sabemos que la investigación empírica respalda la creencia de que la IE tiene el potencial de influir en la toma de decisiones, la salud, las relaciones y el desempeño tanto en entornos profesionales como académicos (por ejemplo, Brackett et al., 2013; Brackett, Rivers, & Salovey, 2011).
Lugar de trabajo
La investigación realizada en el lugar de trabajo apoya vínculos positivos entre la IE y el desempeño laboral mejorado, el bienestar ocupacional y la efectividad del liderazgo. En un estudio, la IE se asoció con indicadores de desempeño como rango de empresa, aumento porcentual de mérito, calificaciones de facilitación interpersonal y afecto y actitudes en el trabajo (Lopes, Grewal, Kadis, Gall, & Salovey, 2006). Se han encontrado correlaciones similares entre la IE y una variedad de simulaciones gerenciales que involucran la resolución de problemas, la determinación de despidos de empleados, el ajuste de reclamos y la negociación exitosa (Day & Carroll, 2004; Feyerherm & Rice, 2002; Mueller & Curhan, 2006). Se considera que el manejo de las emociones tiene más probabilidades de afectar el desempeño laboral al influir en las interacciones sociales y comerciales en una amplia gama de industrias (O'Boyle et al., 2010).
Los líderes en el lugar de trabajo también se benefician de una alta IE. Los expertos en el campo del comportamiento organizacional comienzan a ver el liderazgo como un proceso de interacciones sociales donde los líderes motivan, influyen, guían y empoderan a los seguidores para lograr metas organizacionales (Bass & Riggio, 2006). Esto se conoce como liderazgo transformacional, donde los líderes crean una visión y luego inspiran a otros a trabajar en esta dirección (Bass, 1985). En una muestra de 24 directivos, los puntajes de MSCEIT se correlacionaron positivamente con la capacidad de un líder para inspirar a los seguidores a emular sus propias acciones y atender las necesidades y problemas de cada individuo (Leban & Zulauf, 2004).
Escuelas
Cuando se aplican en entornos educativos, los fundamentos teóricos de la IE a menudo se integran en programas de aprendizaje social y emocional (SEL). SEL es el proceso de fusionar pensar, sentir y comportarse. Estas habilidades permiten a los individuos ser conscientes de sí mismos y de los demás, tomar decisiones responsables y manejar sus propios comportamientos y los de los demás (Elias et al., 1997; Elbertson, Brackett, & Weissberg, 2010). Los programas de SEL están diseñados para mejorar el clima de un aula, escuela o distrito, con el objetivo final de mejorar las habilidades sociales y emocionales de los niños y mejorar sus resultados académicos (Greenberg et al., 2003). Se cree que la adopción de planes de estudio que se centren en estos elementos permite el éxito en lo académico, las relaciones y, en última instancia, en la vida (Becker & Luthar, 2002; Catalino, Berglundh, Ryan, Lonczek, & Hawkins, 2004).
Tómate un momento para pensar en el papel de un maestro. ¿Cómo podrían impactar las emociones en el clima de un aula? Si un maestro entra a un aula sintiéndose ansioso, descontento o desentusiasmado, lo más probable es que estos estados sean notados, y sentidos, por los estudiantes. Si no se manejan bien, estas emociones negativas pueden perjudicar la dinámica del aula e impedir el aprendizaje de los alumnos (Travers, 2001). La investigación sugiere que las habilidades para percibir, usar, comprender y manejar las emociones son imperativas para una enseñanza efectiva (Reyes, Brackett, Rivers, White, & Salovey, 2012; Brackett, Reyes, Rivers, Elbertson, & Salovey, 2011; Hargreaves, 2001). En un estudio que examinó la relación entre la regulación emocional y la satisfacción laboral y el burnout entre los maestros de secundaria, los investigadores encontraron que la regulación emocional entre los maestros se asoció con afecto positivo, apoyo de directores, satisfacción laboral y sentimientos de logro (Brackett, Palomera, Mojsa-Kaja, Reyes, & Salovey, 2010).
La IE, cuando se integra en los programas SEL, ha demostrado contribuir positivamente al éxito personal y académico de los estudiantes (Durlak, Weissberg, Dymnicki, Tayloer, & Schellinger, 2011). La investigación también muestra que una fuerte regulación emocional puede ayudar a los estudiantes a prestar atención en clase, adaptarse al ambiente escolar y manejar la ansiedad académica (Lopes & Salovey, 2004; Mestre, Guil, Lopes, Salovey, & Gil-Olarte, 2006). Un reciente ensayo de control aleatorizado de RULER* también encontró que, después de un año, las escuelas que usaron Ruler —en comparación con las que solo usaban el plan de estudios estándar— fueron calificadas por observadores independientes por tener mayores grados de calidez y conectividad entre maestros y estudiantes, más autonomía y liderazgo, menos bullying entre estudiantes y maestros que se enfocaron más en los intereses y motivaciones de los estudiantes (Rivers, Brackett, Reyes, Elbertson, & Salovey, 2013).
*REGLA - Reconocer las emociones en uno mismo y en otras personas. Entender las causas y consecuencias de una amplia gama de emociones. Etiquete las emociones usando un vocabulario sofisticado. Expresar emociones de manera socialmente apropiada. Regular las emociones de manera efectiva.
Limitaciones y direcciones futuras
Se necesita un mayor desarrollo en la teoría y medición de la IE, así como más investigación empírica sobre sus resultados asociados (Mayer, Salovey, & Caruso, 2008). A pesar de su papel prominente como la evaluación del desempeño de la IE, el MSCEIT tiene una serie de limitaciones. Por ejemplo, no permite la valoración de varias habilidades. Estas habilidades incluyen la expresión de la emoción y el monitoreo o reflexión sobre las propias emociones. (Brackett et al. 2013). Los investigadores también deben abordar las críticas crecientes, particularmente aquellas que se extienden más allá del debate de medición y cuestionan la validez del constructo de la IE cuando se define de manera demasiado amplia (Locke, 2005). Para avanzar en la investigación de la IE, existe una gran necesidad de que los investigadores aborden estos temas conciliando definiciones dispares y refinando las medidas existentes. Las posibles consideraciones para futuras investigaciones en el campo deben incluir una investigación más profunda sobre los aspectos genéticos (versus adquiridos) y fluidos (versus cristalizados) de la IE. También es importante tener en cuenta las implicaciones y diferencias culturales de la IE. Los estudios deben expandirse más allá de Estados Unidos y Europa para que la teoría de la IE sea transculturalmente válida y que sus aplicaciones y resultados se logren de manera más universal. También se debe prestar mayor atención a las trayectorias de desarrollo, diferencias de género y cómo opera la IE en el ámbito laboral y educativo (Brackett et al., 2013).
Aunque se necesitan más exploraciones e investigaciones en el campo de la IE, los hallazgos actuales indican una relación fundamental entre la emoción y la cognición. Volviendo a nuestra pregunta de apertura, ¿qué harás cuando se les nieguen las entradas para conciertos? Uno de los aspectos más convincentes de la IE es que nos otorga reinar sobre nuestras propias emociones, fuerzas que alguna vez se pensaron a gobernar el yo negando la agencia individual. Pero con este poder viene la responsabilidad. Si estás enfurecido por no conseguir entradas para el espectáculo, tal vez puedas tomar algunas respiraciones profundas, salir a caminar y esperar hasta que tus indicadores fisiológicos (manos temblorosas o latidos cardíacos acelerados) disminuyan. Una vez que te hayas quitado, tu sentimiento de ira puede disminuir para molestar. Bajar el nivel de intensidad de este sentimiento (un proceso conocido como regulación a la baja) ayudará a redirigir tu enfoque en la situación misma, en lugar de la emoción activada. En este sentido, la regulación emocional te permite ver objetivamente el punto de conflicto sin descartar tus verdaderos sentimientos. La mera regulación a la baja de la experiencia emocional facilita una mejor resolución de problemas. Ahora que estás menos activado, ¿cuál es el mejor enfoque? ¿Deberías hablar con el taquilero? ¿Piden ver al gerente de ventas? ¿O le haces saber al grupo cómo te sentiste cuando cortaron la línea? Todas estas opciones presentan mejores soluciones que actuar impulsivamente furia.
Como se discutió en este módulo, la investigación muestra que el cultivo y desarrollo de la IE contribuye a experiencias más productivas, solidarias y saludables. Ya sea que estemos esperando en un lugar público abarrotado, entregando planes de lecciones o conversando con amigos, somos los tomadores de decisiones definitivos cuando se trata de cómo queremos sentirnos y, a su vez, comportarnos. Al involucrar los procesos y estrategias mentales adecuados, podemos comprender, regular y manejar mejor nuestros estados emocionales para vivir las vidas que deseamos.
Recursos Externos
- Artículo: ¿Eres emocionalmente inteligente? Aquí te explicamos cómo saberlo con certeza. Inc.com Recuperado de:
- http://www.inc.com/travis-bradberry/... -for-sure.html
- Artículo: Grant, A. (2014, 2 de enero). El lado oscuro de la inteligencia emocional, El Atlántico. Recuperado de:
- http://www.theatlantic.com/health/ar...igence/282720/
- Artículo: Gregoire, C. (2014, 23 de enero) ¿Qué tan emocionalmente inteligente eres? Aquí te explicamos cómo contar. Correo Huffington. Recuperado de:
- http://www.huffingtonpost.com/2013/1...n_4371920.html
- Libro: Goleman, D. (1995). Inteligencia emocional. Nueva York, NY: Bantam.
- Libro: Goleman, D. (1998). Trabajar con inteligencia emocional. Nueva York, NY: Bantam.
Preguntas de Discusión
- ¿Cuáles son las cuatro habilidades emocionales que componen la IE y cómo se relacionan entre sí?
- ¿Cuáles son las tres posibles implicaciones para el uso de modelos basados en habilidades y mixtos o basados en rasgos de IE?
- Discutir las formas en que la IE puede contribuir positivamente al entorno laboral y al aula.
vocabulario
- Modelo de capacidad
- Un enfoque que ve a la IE como una inteligencia estándar que utiliza un conjunto distinto de habilidades mentales que (1) están intercorrelacionadas, (2) se relacionan con otras inteligencias existentes y (3) se desarrollan con la edad y la experiencia (Mayer y Salovey, 1997).
- Inteligencia emocional
- La capacidad de monitorear los sentimientos y emociones propios y ajenos, de discriminar entre ellos y usar esta información para guiar el pensamiento y las acciones de uno. (Salovey & Mayer, 1990). La IE incluye cuatro habilidades específicas: percibir, usar, comprender y manejar las emociones.
- Modelo de cuatro ramas
- Un modelo de habilidades desarrollado por los doctores Peter Salovey y John Mayer que incluye cuatro componentes principales de la IE, dispuestos en orden jerárquico, comenzando con procesos psicológicos básicos y avanzando hacia procesos psicológicos integradores. Las ramas son (1) la percepción de la emoción, (2) el uso de la emoción para facilitar el pensamiento, (3) la comprensión de la emoción y (4) el manejo de la emoción.
- Test de Inteligencia Emocional Mayer-Salovey-Caruso (MSCEIT)
- Una evaluación del desempeño de 141 ítems de EI que mide las cuatro habilidades emocionales (definidas por el modelo de cuatro ramas de EI) con un total de ocho tareas.
- Modelos mixtos y de rasgos
- Enfoques que ven la IE como una combinación de habilidades emocionales autopercibidas, rasgos de personalidad y actitudes.
- Evaluadores de desempeño t
- Un método de medición asociado a modelos de capacidad de EI que evalúan la capacidad del examinador para resolver problemas relacionados con las emociones.
- Evaluación de autoinforme
- Un método de medición asociado con modelos mixtos y de rasgos de EI, que evalúa las habilidades percibidas relacionadas con la emoción, los rasgos de personalidad distintos y otras características del tomador del examen.
- Aprendizaje social y emocional (SEL)
- La aplicación real de la IE en un entorno educativo y/o aula que involucra planes de estudio que enseñan el proceso de integrar el pensamiento, sentir y comportarse para tomar conciencia del yo y de los demás, tomar decisiones responsables y manejar los propios comportamientos y los de los demás (Elias et al. , 1997)
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